Los disturbios han desencadenado una crisis humanitaria aguda.
Los violentos disturbios que han sumido en el caos al sur de Kirguizistán desde el 10 de junio pasado han desencadenado una crisis humanitaria aguda con cientos de personas heridas y un gran número de desplazados. Según informaciones oficiales, en tan sólo cinco días el número de muertos asciende a unas 170 personas y el de heridos a 1.700. Los equipos de MSF están llegando a la zona desde ambas partes de la frontera que separa Kirguizistán de Uzbekistán para aportar asistencia de emergencia a aquellos que la necesitan.
En Kirguizistán, el stock de emergencia que tenía MSF en la ciudad de Osh ya se ha entregado a los hospitales locales. El miércoles 16 de junio se enviará más material médico, medicamentos, utensilios de cocina, lonas de plástico para construir refugios, contenedores de agua y kits de higiene. Mientras tanto, se espera que en las próximas horas llegue hasta Osh un equipo sanitario de MSF. Una vez esté allí, intentará llegar hasta Jalalabad, ciudad en la que también se han producido violentos enfrentamientos. Este equipo tiene previsto visitar las estructuras de salud y a varios lugares cercanos a la frontera uzbeka en los cuales la gente se ha refugiado tras huir de la violencia. El objetivo una vez allí es poder empezar a prestar asistencia a las víctimas y a los desplazados en cuanto antes.
Además de las muchas víctimas hospitalizadas que puedan necesitar atención médica, una de nuestras mayores preocupaciones son los cientos de personas que han resultado heridas y que carecen de acceso a la atención sanitaria. Algunas de ellas tienen miedo de ir a las estructuras de salud o de moverse de donde están, otras han huido a zonas cercanas a la frontera y se encuentran lejos de estas estructuras. También nos preocupa la falta de acceso a agua potable durante varios días se cerró el suministro de agua en Jalalabad y la falta de alimentos y artículos de primera necesidad, puesto que cientos de casas fueron saqueadas destruidas o quemadas durante estos violentos incidentes, explica Alexandre Baillat, Jefe de Misión de MSF en Kirguizistán.
De los centenares de miles de personas que se han visto obligadas a huir, varios miles buscan refugio al otro lado de la frontera, en Uzbekistán. Unas 75.000 personas se han registrado oficialmente como refugiados en Andijan, una provincia situada en la parte uzbeka de la frontera entre Uzbekistán y Kirguizistán. Las autoridades uzbekas han empezado a abrir campos y los hospitales locales están tratando a los heridos que han cruzado la frontera desde Kirguizistán.
Un primer equipo sanitario de MSF llegó a Andijan ayer para evaluar la situación y para apoyar los esfuerzos de las autoridades locales a fin de responder al flujo de refugiados. Las principales prioridades son atención médica, suministros médicos, alimentos y tiendas que sirvan de refugio temporal, declara Andreas Bruender, Jefe de Misión de MSF en Tashkent. En los próximos días, enviaremos más personas a las zonas afectadas para apoyar a la población, centrándonos sobre todo en reforzar la asistencia médica y psicológica para los refugiados, pues muchos de ellos están bastante traumatizados. Estamos trabajando en estrecha colaboración con las autoridades y con otros actores en ambas partes de la frontera para determinar cómo responder a las necesidades de la forma mas efectiva.
Médicos Sin Fronteras gestiona un programa de tuberculosis en el sistema penitenciario de Kirguizistán desde 2006. En Karakalpakstán, una república autónoma dentro de Uzbekistán, MSF está tratando a pacientes con tuberculosis resistente a los medicamentos en las localidades de Nukus y Chimbay. Además, hace poco amplió sus actividades a los distritos de Karauziak y de Tahtakupir. MSF trabaja en Uzbekistán desde 1997.