Médicos sin Fronteras (MSF) brindó cuidados que salvaron las vidas de las personas atrapadas por el conflicto, trató a los heridos y respondió a necesidades básicas de salud, desnutrición y brotes de enfermedades infecciosas, cuando los sistemas sanitarios colapsaron y las condiciones de vida se deterioraron. Cuando no pudimos tener garantías de acceso directo a las personas atrapadas en el corazón de la violencia, en lugares como Myanmar y Siria, centramos nuestra asistencia en los que habían escapado.
Ataques a la población rohingya en Myanmar y huída masiva hacia Bangladesh
MSF ha estado respondiendo a las necesidades humanitarias de la minoría étnica rohingya, marginalizada por años en Myanmar. Ataques a una escala sin precedentes por parte del ejército de Myanmar en agosto de 2017 condujeron a otros 660.000 rohingyas -o más- a la vecina Bangladesh, donde intensificamos nuestras actividades. Lidiamos con brotes de múltiples enfermedades provocados por las miserables condiciones de vida de la población refugiada y la mala salud generalizada. Las encuestas retrospectivas realizadas por epidemiólogos de MSF revelaron la extrema violencia perpetrada en Rakhine, Myanmar: se estima que por lo menos 6.700 rohingyas fueron asesinados en un mes.
Personas rohingya en la frontera, huyendo de Myanmar hacia Bangladesh ©Moises Saman/Magnum Photos para MSF
Violencia y desplazamiento en Nigeria
La violencia ininterrumpida en el estado de Borno en Nigeria ha desarraigado a más de dos millones de personas. La mayoría de ellas se han reasentado alrededor de ciudades controladas por el ejército nigeriano. En enero hubo un ataque aéreo en el campo de desplazados de Rann, donde MSF estaba gestionando una estructura de salud. Por lo menos 90 personas murieron, incluidos tres trabajadores de MSF, y cientos resultaron heridas.
A pesar de la inseguridad y de los desafíos para acceder a muchas áreas, MSF sostuvo intervenciones de emergencia en 11 pueblos en el estado de Borno, proveyendo cuidados médicos y nutricionales, artículos de primera necesidad y realizando actividades de agua y saneamiento en los campos de desplazados. Pero, aún así, continuaron fuera del alcance de la ayuda las personas que vivían en áreas controladas por grupos armados opositores.
Un edificio reducido a escombros en Banki, en la frontera entre Nigeria y Camerún, donde MSF desplegó clínicas móviles para ayudar a las personas atrapadas en medio del conflicto. ©Sylvain Cherkaoui/COSMOS
Guerra en Yemen
No hubo alivio en la guerra en Yemen ni en las heridas causadas por ésta. Reaparecieron enfermedades prevenibles como cólera y difteria ya que el país tuvo que lidiar con un completo colapso de su sistema sanitario, médico y económico, sumado a las restricciones a la importación de combustible, comida o medicinas.
María José ‘Quesé’ Blanco es una enfermera española que trabaja con Médicos Sin Fronteras en Abs, Yemen ©Gonzalo Martinez/MSF
Volvimos a Somalia
La situación en Somalia, devastada por la guerra, también sigue siendo extrema. Desde que nos retiramos del país hace cuatro años, luego de repetidos ataques contra nuestros equipos, hemos monitoreado continuamente la situación y vuelto a comprometernos con las autoridades pertinentes. A pesar de nuestras constantes preocupaciones de seguridad, retornamos a Somalia en 2017: abrimos un programa de nutrición en la región de Puntland y expandimos los servicios a lo largo del año. Pero la escala de nuestras actividades es limitada. Nuestra capacidad para operar depende en gran medida de la aceptación y del apoyo activo que recibamos de las autoridades y de las comunidades locales.
Batallas finales en áreas sitiadas: Irak y Siria
Tanto en Raqqa (Siria) como en Mosul (Irak) las bombas cayeron sobre civiles atrapados, mientras las fuerzas de la coalición luchaban por recuperar el control de las ciudades en manos del grupo Estado Islámico.
En Mosul, las líneas del frente de batalla atravesaban áreas densamente pobladas al oeste, manteniendo a las personas bajo asedio, a veces, durante meses. En medio de la batalla algunos heridos debieron esperar días antes de poder buscar atención médica. En el momento de más intenso enfrentamiento, nos enfocamos en realizar cirugías, pero también brindamos atención pediátrica, obstétrica y primaria y tratamos la malnutrición de aquellos que escapaban de Mosul.
Con la mayoría de las organizaciones, incluyendo a MSF, enfocadas en la primera línea de la atención de emergencia, faltó una red de traslado médico así como estructuras de salud de fácil acceso para cirugías definitivas.
Nuestros equipos vieron pocos heridos en la batalla por Raqqa en Siria. Esto nos planteó preguntas sobre qué estaba pasando en el área urbana donde había enfrentamientos y bombardeos, y si las personas estaban teniendo acceso a algún tipo de atención o simplemente muriendo. Hasta hoy no lo sabemos. MSF atendió a aquellos que huyeron de Raqqa mientras se reagrupaban en campos alrededor de la ciudad pero, en general, el alcance de la ayuda fue escaso.
Fuera del foco de atención: Sudán del Sur, República Democrática del Congo y República Centroafricana
Varias otras crisis de larga data y menos presencia mediática incrementaron su intensidad. El conflicto y la violencia afectaron a millones de personas en Sudán del Sur, donde no abundan los médicos ni las estructuras de salud. Hospitales y clínicas de MSF fueron robados y nuestros trabajadores y pacientes, forzados a huir. Más de dos millones de sursudaneses se desplazaron, dentro y fuera del país, dando lugar a la crisis de refugiados de mayor crecimiento en el mundo. La respuesta de MSF fue grande en Uganda, Rep. Democrática del Congo (RDC), Etiopía y Sudán.
RDC estuvo atravesada por la violencia, especialmente en la región de Kasai, donde se desplazaron 1,5 millones de personas. Nuestros equipos pudieron intervenir solo cuando disminuyeron los enfrentamientos. Descubrimos tasas extremadamente altas de desnutrición severa entre los niños: tratamos a más de 1.000 menores de cinco años entre junio y septiembre. Además, brindamos atención pediátrica integral y realizamos cirugías.
El conflicto resurgió en gran parte de Rep. Centroafricana. Varias ciudades quedaron vacías cuando sus habitantes huyeron aterrorizados buscando cobijo en iglesias, mezquitas e incluso hospitales de MSF, o se refugiaron en el monte. En respuesta a las crecientes necesidades, MSF brindó atención médica a las comunidades en todo el país.
El costo humano de la “disuasión”: Europa y Libia
Mientras tanto, los gobiernos europeos llegaron a acuerdos con Libia para evitar que migrantes y refugiados alcanzaran sus costas, totalmente conscientes de que los dejaban expuestos a la tortura, detención y extorsión criminal. Se organizaron campañas de difamación para desacreditar los esfuerzos de búsqueda y rescate en el Mediterráneo, a pesar de que unas 3.000 personas se ahogaron en sus aguas en 2017. Sin embargo, MSF siguió comprometida con salvar vidas que de otra forma se hubieran perdido y con arrojar luz sobre el costo humano de las políticas de disuasión.
Enfermedades infecciosas: difteria, peste, cólera y sarampión
Ante la falta de vacunación en los niños, aparecieron casos de difteria en Yemen y entre los refugiados de Myanmar en Bangladesh, motivando a MSF a realizar campañas de vacunación y tratamiento.
La gente todavía muere de enfermedades infecciosas que deberían ser cosa del pasado. En 2017, MSF respaldó la respuesta de las autoridades de Madagascar a un brote de peste, que se cobró 200 vidas.
Brotes masivos de cólera asolaron Yemen y el este de África. RDC experimentó el mayor brote de esta enfermedad en 20 años: afectó a 55.000 personas y causó 1.190 muertes en 24 de las 25 provincias del país. Nuestros equipos trataron a cerca de la mitad de los casos registrados.
El sarampión también impactó en RDC. En solo ocho meses MSF trató casi 14.000 casos y vacunó a más de un millón de niños.
El pequeño Victoire en el centro de tratamiento para el cólera que montó Médicos Sin Fronteras en Kivu del Sur. ©Marta Soszynska/MSF
La salud de las mujeres
Nuestros equipos asistieron más de 300.000 partos en 2017, en grandes maternidades de Irak, Siria, Afganistán y RDC oriental, donde las mujeres no tienen casi otras opciones seguras y gratuitas.
Los abortos no seguros son una de las cuatro principales causas de mortalidad materna en el mundo y la única completamente prevenible. En la Asamblea General de MSF de 2017 reafirmamos nuestro compromiso de proporcionar interrupción segura del embarazo a todas las mujeres y niñas que lo necesiten.
Tuberculosis: hace falta más acceso a mejores tratamientos
MSF continúa siendo el mayor proveedor mundial no-gubernamental de tratamiento para la TB. Junto a organizaciones asociadas y autoridades locales de salud somos pioneros en opciones de tratamiento para TB resistente a los medicamentos, incluyendo la realización de ensayos regulados en Sudáfrica y Uzbekistán, donde nuestros equipos prueban regímenes más cortos, efectivos y tolerables.
También durante 2017 abogamos para que se amplíe el uso de los nuevos medicamentos (bedaquilina y delamanida) a través de la Campaña de Acceso a Medicamentos. E instamos a los gobiernos y a los grupos de interés a que incrementen el tratamiento de pacientes a través de la campaña StepUpforTB.
Estamos inmensamente agradecidos a todos los socios y donantes que hacen posible nuestro trabajo, y a todos los trabajadores que brindan su tiempo y sus conocimientos para ayudar a otros, a veces exponiéndose a riesgos considerables. Seguimos comprometidos con la búsqueda y liberación de nuestros tres colegas que fueron secuestrados en 2013 en RDC y permanecen desaparecidos. Philippe, Richard y Romy, nuestros pensamientos están con ustedes, sus amigos y sus familias.
Por Raquel Ayora, Dra. Isabelle Defourny, Christine Jamet, Dr. Bart Janssens, Marcel Langenbach y Bertrand Perrochet