Es casi mediodía. El aire es seco y áspero. Al lado de la carretera, al abrigo de la sombra de un árbol, cinco mujeres esperan pacientemente la llegada de las últimas personas que quedan por vacunar. Estamos en Tourobon, una aldea del distrito de Dosso, y es el último día de la campaña de vacunación contra la meningitis meningocócica A. Varios miembros del equipo de vacunación explican al equipo de Médicos Sin Fronteras que ellas han vacunado solamente a 39 personas desde esta mañana.
¡Se acabó! Estamos seguros de haber vacunado a todos los niños y a las mujeres de menos de 30 años de la aldea y de su entorno. Algunos hombres de 15 a 29 años todavía se encuentran en el bosque para acabar de recoger el mijo y hay que vacunarles al final del día. Algunas personas ya se han ido en busca de trabajo a otras partes después de la recolección, pero en total habremos podido vacunar a todo el mundo, explica una de las mujeres que está vacunando envuelta en un chal multicolor.
Los primeros resultados de la campaña de vacunación en los distritos de Dosso y de Boboye, en la que MSF ha participado, son satisfactorios: más del 90% de las 627.000 personas de edades comprendidas entre 1 y 29 años fueron inmunizadas entre el 7 y el 17 de diciembre. Resulta alentador, pues es una nueva vacuna que protege durante 10 años y, si la tasa de cobertura es también alta, esto permitirá prevenir las epidemias de meningitis A, la forma más frecuente de la enfermedad en África, afirma Seco Gerard, coordinadora de terreno de Médicos Sin Fronteras en Dosso. Esta gran campaña de vacunación también llevada a cabo en los países vecinos de Malí y Burkina Faso seguirá hasta finales de 2011 para acabar cubriendo el conjunto del territorio nacional.
En los distritos de Dosso y de Boboye, MSF vino a apoyar al Ministerio de Salud Pública y a sus 300 equipos de vacunación. Gracias a su experiencia en la puesta en marcha de grandes campañas de vacunación, la organización humanitaria desplegó a 22 voluntarios internacionales para participar en la supervisión de los equipos de vacunación y ayudar a la conservación de las vacunas ocupándose de parte de la cadena de frío y apoyando la eliminación y neutralización de deshechos.
Supervisión y cadena de frío
La supervisión se hizo en estrecha colaboración con especialistas del Ministerio de Salud. Se trataba en particular de asegurar que los equipos tuvieran el material mínimo necesario para la vacunación, aseguraran una higiene adecuada y utilizaran técnicas de inyección correctas, mediante el uso de acumuladores de frío cuando la temperatura de conservación de la vacuna era demasiado alta, explica Seco Gerard.
La cadena de frío es en efecto un elemento esencial de toda la campaña de vacunación. Las más de 600.000 dosis de vacuna destinadas a los habitantes de Dosso y de Boboye en realidad tenían que conservarse a entre 2°C y 8°C grados, de su lugar de producción en India a su administración en las aldeas más remotas. Para ello, MSF instaló en Dosso seis refrigeradores y 33 congeladores destinados a producir hielo en forma de acumuladores de frío. Además, una campaña de vacunación de este alcance genera numerosos deshechos y MSF definió con las autoridades de Dosso y de Boboye la forma de recuperarlos y de destruirlos.
MSF raramente se implica en campañas de prevención como ésta. Con frecuencia, vacunamos mayoritariamente en situaciones de emergencia, como respuesta a una epidemia, para intentar controlar la epidemia conteniendo la cadena de transmisión del germen. Pero en este caso concreto, era importante para nosotros implicarnos en la primera introducción de esta nueva vacuna, puesto que MSF ha seguido de muy cerca su desarrollo y, sobre todo, su disponibilidad a un precio asequible. Su vasto alcance supondrá abrir la puerta a la esperanza de ver disminuir considerablemente la transmisión bacteriana y por tanto las epidemias de meningitis A, declara Tanja Ducomble, personal de apoyo de MSF para esta vacunación presente en Dosso.