Esta semana se empieza a administrar en Kenia una vacuna para proteger a los niños de las enfermedades neumocócicas, como parte de un programa internacional para llevar nuevas vacunas a los países en desarrollo. Una buena noticia que también abre algunos interrogantes, sobre todo cuando terminen las subvenciones a las compañías productoras y los precios sean demasiado altos para los países más pobres.
La introducción de la nueva vacuna neumocócica es un avance muy importante, ya que puede prevenir millones de brotes infecciosos e incontables muertes de niños en los países menos desarrollados. Kenia será el primer país africano en recibirla. Los niños de los países ricos llevan más de 10 años beneficiándose de ella, y se acaban de lanzar en Estados Unidos y Europa dos nuevas versiones mejoradas.
Esta semana Médicos Sin Fronteras (MSF) empezará a suministrarla a niños en sus programas en Kenia. La implantación de la nueva vacuna es también una buena oportunidad para ampliar la cobertura de otras vacunaciones básicas.
Pero la letra pequeña del mecanismo de financiación de este programa internacional, llamado Compromiso de Mercado Avanzado (CMA) para la vacuna neumocócica, revela que dos farmacéuticas, GlaxoSmithKline (GSK) y Pfizer/Wyeth, reciben una cuantiosa subvención de los gobiernos donantes a cambio de su participación. Ambas multinacionales han accedido a vender 30 millones de dosis anuales durante 10 años a 3,50 dólares americanos por dosis, más una subvención de 225 millones de dólares para cada una de ellas. Si GSK y Pfizer aumentan el número de dosis que suministran anualmente, se les subvencionará aún más.
¿Es justo el acuerdo alcanzado con las farmacéuticas?
El análisis de MSF muestra que el CMA no ha dado suficiente importancia a la competencia de los fabricantes de los países en desarrollo, aun cuando ésta puede reducir el coste de las vacunas. El CMA ha asignado 1.500 millones de dólares para los posibles pagos a las farmacéuticas pero no ha hecho nada para acelerar el desarrollo de productos competitivos. Los proveedores de países emergentes han informado de que podrían vender vacunas neumocócicas similares a 2 dólares por dosis, un precio más de un 40% inferior a los 3,50 que paga actualmente GAVI (siglas en inglés de Alianza Global para las Vacunas y la Inmunización), la anfitriona del CMA.
Dada la situación actual de la financiación, esta diferencia de precio es sumamente importante, sobre todo para los 16 países que dejarán de recibir las ayudas de GAVI a partir de 2015. A MSF le preocupa que estos países no puedan pagar los altos precios de la vacuna a largo plazo, lo que dejaría sin inmunizar a miles de niños.
Aunque la introducción de la vacuna neumocócica en África es una buena noticia, MSF aboga para que se negocien mejores precios que contribuyan a una mayor y mejor cobertura vacunal en la región, sin tener en cuenta la ayuda actual de los donantes.
Tido von Schoen-Angerer, director ejecutivo de la Campaña para el Acceso a Medicamentos Esenciales de MSF, sintetiza las inquietudes de la organización a este respecto:
Celebramos que por fin los niños de los países en desarrollo vayan a estar protegidos contra las enfermedades neumocócicas gracias al acceso a esta nueva vacuna. Pero los precios acordados por las dos grandes farmacéuticas son demasiado altos y los países no podrán pagarlos una vez los donantes dejen de aportar fondos. Es decepcionante. Los precios han de bajar para que el mayor número posible de niños se beneficie de esta vacuna.