El pasado viernes 19 de agosto, un equipo de nuestra organización llevó a cabo una evaluación de la situación en el exterior del centro de recepción de Ter Apel, el primer punto de entrada de las refugiados en los Países Bajos. El centro está completamente desbordado y no tiene capacidad suficiente para satisfacer las necesidades más básicas de los recién llegados.
Entre las personas que viven en el campo improvisado que se ha creado fuera del centro había mujeres embarazadas, niños, niñas y personas con enfermedades crónicas, algunas de las cuales se habían quedado sin medicación. Todas ellas están viviendo en condiciones inhumanas e indignas. No hay duchas y los escasos aseos disponibles no están en las condiciones adecuadas. Las tiendas y los refugios improvisados habían sido retirados y la gente tenía que dormir en el suelo.
Nuestros trabajadores atendieron a muchas personas con enfermedades cutáneas, infecciones de las vías respiratorias superiores, infecciones del tracto urinario, diarrea y vómitos; así como problemas de salud mental, problemas dentales y diversas lesiones y heridas sin curar.
“Si se permite que la situación continúe de la misma manera, puede dar lugar a que se produzcan graves emergencias médicas”, afirma Judith Sargentini, directora de nuestra organización en los Países Bajos.
Prestamos asistencia sanitaria básica en Países Bajos
Tras consultar a las autoridades competentes y coordinarnos con la Cruz Roja, el 25 de agosto enviamos un equipo médico que comenzó a prestar atención sanitaria básica de forma inmediata.
Su objetivo es tratar enfermedades y lesiones, garantizar que los enfermos crónicos puedan seguir tomando su medicación, clasificar los casos que deban ser remitidos al hospital o atendidos en un centro de salud y prestar primeros auxilios psicológicos a personas adultas, niños y niñas.
Pedimos por una solución estructural
«Es la primera vez que MSF presta asistencia médica de forma directa en los Países Bajos. No podemos quedarnos de brazos cruzados ante esta situación, que resulta cada vez más inhumana e inaceptable, y que está ocurriendo en la puerta de nuestras casas», explica Judith Sargentini.
«Sin embargo, nuestra intervención es una medida provisional. El Gobierno holandés y los municipios locales deben mejorar urgentemente las condiciones de vida de todas estas personas y asumir la responsabilidad de proporcionarles atención médica. Además, debe haber una solución estructural, como la creación de más centros de acogida y que estos sean mucho más humanos. Esto es algo que la sociedad lleva pidiendo al Gobierno de Países Bajos desde hace años».