En las últimas seis semanas nuestros equipos en el terreno han sido testigos del uso sistemático de la violencia como venganza contra pueblos enteros que han provocado víctimas mortales y el desplazamiento continuo de miles de personas, explica Luigi Pandolfi, coordinador de proyectos de MSF.
El ataque más reciente tuvo lugar el 10 de junio en Liwa, a sólo 10 kilómetros de las Fuerza Militar Internacional en Bambari, y se tradujo en la destrucción total de al menos 160 casas y el asesinato de 12 personas.
«Durante las consultas médicas y la evacuación de heridos de Liwa vi los cadáveres de tres adultos y un niño quemados dentro de sus casas durante el ataque», dice Pandolfi. Según los vecinos de la aldea, habían sido quemados vivos.
En las últimas semanas, una serie de pueblos, entre ellos Bakala, Yabita y Lakanja en las provincias de Grimari y Bambari han sido calcinados parcial o completamente, no dejando a los civiles más salida que huir a la selva después de perder la mayoría de sus pertenencias, sus herramientas para el cultivo y las semillas.
MSF ha tratado a 97 heridos de guerra en los últimos dos meses, como resultado de los ataques contra civiles que asolan la región Ouaka. Muchos tienen que viajar durante más de 24 horas con heridas de guerra para llegar a la clínica de MSF. Dado que MSF está presente únicamente en una parte de la región muchos podrían sucumbir a sus heridas.
La continuación de la violencia no sólo se traduce en masacres indiscriminadas y torturas generalizadas, sino que también está provocando un desplazamiento masivo de civiles aterrorizados que huyen de los ataques.
«Estamos proporcionando asistencia a la población cuya vulnerabilidad se ve agravada por las consecuencias del conflicto y el desplazamiento», afirma Pandolfi. «La malaria es la principal causa de muerte, más del 71% de los pacientes de nuestras consultas dan positivo para esta enfermedad. Las personas desplazadas viven al aire libre, en el bosque, y ya ha comenzado la temporada de lluvias lo que aumenta su vulnerabilidad a la malaria.»
MSF trabaja en la región Ouaka desde mediados de abril de 2014. Hasta la fecha, MSF ha facilitado más de 1.000 consultas de atención primaria mediante clínicas móviles para llegar a la población desplazada y ha atendido a 97 heridos de guerra.
MSF hace un llamamiento a todas las partes armadas a poner fin a los ataques contra la población civil en Ouaka.
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MSF trabaja en República Centroafricana desde 1997 y, actualmente, cuenta con más de 300 trabajadores internacionales y más de 2.000 trabajadores centroafricanos en el país. Desde diciembre de 2013, MSF ha duplicado su nivel de asistencia médica como respuesta a la crisis pasando de 10 a 21 proyectos y llevando a cabo seis intervenciones para los refugiados centroafricanos en los países vecinos de Chad, Camerún y la República Democrática del Congo.
