Médicos Sin Fronteras emitió una alerta en diciembre sobre una epidemia de sarampión en las provincias de Equateur y Orientale, en el norte de la República Democrática del Congo (RDC), con el objetivo de llamar la atención sobre la situación y la falta de recursos disponibles para el personal de salud que responde a la emergencia. Dos meses después, sin embargo, la epidemia sigue afectando a decenas de miles de niños en el área.
La enfermedad es extremadamente contagiosa y puede diseminarse con rapidez en países como la RDC, que tienen graves carencias en su sistema sanitario. Los efectos pueden ser devastadores. El sarampión provoca graves complicaciones médicas en los pacientes y la mortalidad puede alcanzar hasta el 25% de los casos.
Desde marzo de 2012, MSF ha tratado a más de 18.500 pacientes y vacunado a más de 440.000 niños, pero muchos más necesitan ayuda. «Vemos muchísimas tumbas pequeñas, recientemente excavadas a lo largo de los caminos dice Nathalie Gielen, responsable del equipo de MSF que ha regresado de la zona sanitaria de Djolu, en la provincia de Equateur. «Hemos contado 35 muertos en una aldea. Un padre nos dijo que había perdido siete hijos en tres semanas. Viajando de un pueblo a otro, oímos una sola palabra: sarampión. La gente está asustada y desesperada. Están pidiendo ayuda».
Una crisis que comenzó en 2010
«Esta situación es sólo la última evolución en curso de una epidemia que ha afectado a todo el país desde 2010 y es particularmente mortal entre los niños menores de cinco años «, dice Amaury Grégoire, miembro del equipo de coordinación de MSF. «Es inaceptable que alguien todavía muera de sarampión en el siglo XXI. Hay disponible una vacuna muy eficaz y barata que protege después de una sola dosis. Sin embargo, en países como RDC, hay cientos de miles de niños que nunca han sido vacunados y que siguen muriendo a causa de una enfermedad tan fácilmente prevenible».
La magnitud de las necesidades ha desbordado el sistema de salud de RDC. Muchas estructuras de salud son poco operativas. Con frecuencia se quedan sin medicamentos y bregan para encontrar personal cualificado. La falta de caminos transitables hace que sea muy difícil llegar a los centros y facilitar suministros. La cadena de frío, crítica para asegurar que la vacuna es eficaz, se interrumpe con frecuencia debido a la falta de equipos o electricidad en las áreas más remotas. En la zona sanitaria Yahuma en la provincia Orientale, donde MSF ha vacunado a 76.000 niños, el centro de salud cuenta sólo con dos refrigeradores y una moto averiada para servir a un área con una extensión similar a la Comunidad Valenciana.
Esta situación hace que sea especialmente difícil facilitar el acceso a la atención médica. La mayor parte de la población vive en aldeas distantes y bajo el umbral de la pobreza, lo que significa que no pueden trasladarse para acceder a tratamiento. Por otra parte, a pesar de que se ha declarado la epidemia, a algunas personas todavía se les cobra por la atención médica.
Centros de salud vacíos o inaccesibles
Martine ha traído a su hija de 10 meses de edad, Asiata, al hospital de Dingila. El bebé tiene sarampión con complicaciones respiratorias. Han viajado 20 kilómetros a pie para obtener atención médica proporcionada por MSF. En la unidad de cuidados intensivos, Félicien dice que caminó dos días para traer a Israel, su hijo de tres años de edad, quien se encuentra en estado crítico debido a complicaciones relacionadas con el sarampión. «Nuestro puesto de salud no tiene medicina», dice. Félicien afirma que dos niños de su aldea ya han muerto de camino al hospital.
En esta vasta región boscosa, las personas tienen que caminar, a menudo, durante varios días para obtener atención médica. Ir a un centro de salud pública es, habitualmente, un último recurso – después de probar la medicina tradicional – y sólo si pueden permitírselo.
«Los padres llegan cuando el niño ya ha desarrollado complicaciones médicas, como infecciones agudas de las vías respiratorias o desnutrición», dice el doctor Jehu, quien lidera el equipo de MSF en el hospital de Buta. «Algunos también tienen malaria. Tratamos a muchos niños con complicaciones médicas múltiples y simultáneas. Muchos mueren en su aldea porque los establecimientos de salud no pueden proporcionar una atención adecuada».
Llegas a las zonas sanitarias más distantes
MSF continúa alertando a las autoridades sanitarias puesto que la epidemia está lejos de haber terminado. La organización está ampliando sus actividades y continúa vacunando a niños y tratando a pacientes, incluyendo a aquellas personas que requieren atención hospitalaria intensiva. MSF facilita apoyo a los servicios médicos, forma a personal local, avisa a la población de la disponibilidad de atención gratuita y refiere a los pacientes de mayor gravedad.
«El tratamiento de los niños afectados por el sarampión con complicaciones médicas asociadas es muy difícil, incluso en una unidad de cuidados intensivos bien equipada. Pero ningún niño debería tener que ir a un hospital debido al sarampión porque es fácilmente prevenible», concluye el doctor Mathieu Bichet, director adjunto del programa de MSF.