Refugiados en las fronteras de Serbia y Croacia: MSF refuerza sus equipos

Los equipos de MSF disponen clínicas móviles para cubrir el área en el que se dispersan los refugiados que llegan de Serbia a Croacia. © Juan Carlos Tomasi/MSF

Tras el cierre de la frontera de Hungría, MSF desplaza personal a Croacia

Médicos Sin Fronteras (MSF) ha reforzado sus equipos en Serbia tras el cierre de la frontera de Hungría y ha enviado personal a la frontera de Serbia y Croacia para evaluar la situación en la zona. El cierre de la frontera húngara ha provocado que la mayoría de los refugiados que esperaban cruzar desde Horgos (Serbia) a Röszke (Hungría) se hayan dirigido a otros puntos fronterizos en busca de alternativas para llegar a su destino.

El 16 de septiembre la policía croata registró la llegada de 1.500 personas cerca de la localidad de Sid, pero las cifras de las autoridades serbias cifraban en 4.000 el número de salidas hacia Croacia. Equipos médicos de MSF están desplegados en Horgos y en Miratovac, en el sur, así como en la frontera con Croacia.

Tras la intervención de la policía y el ejército húngaros el 16 por la tarde en la frontera con Serbia, MSF envió dos equipos móviles para asistir a las personas afectadas. Después del empleo de cañones de agua y gases lacrimógenos por la policía antidisturbios húngara, el personal médico de MSF trató a varios heridos: una persona que presentaba una herida por una bala de plástico, 12 pacientes con lesiones provocadas al tratar de escalar la valla, y 15 personas con los ojos afectados por los gases lacrimógenos.

«El uso de una fuerza tal contra personas vulnerables para evitar que éstas busquen la seguridad y protección que necesitan es un escándalo; resulta absolutamente vergonzoso», denuncia Aurelie Ponthieu, asesora Humanitaria sobre Desplazamiento de MSF. «La acción húngara también hace patente lo absurdo de la respuesta europea actual a esta crisis de los refugiados. La Unión Europea debe crear alternativas legales y proporcionar un paso seguro».

Tras el cierre de la frontera por parte de Hungría, unas 5.000 personas permanecían varadas en tierra de nadie (el área situada entre los controles fronterizos) bloqueadas por la valla erigida por Hungría. En Horgos apenas quedan ahora entre 500 y 1.000 personas esperando que las autoridades húngaras abran la frontera. Algunos autobuses con refugiados se han dirigido directamente desde Presevo, al sur de Serbia, hacia la frontera croata.

«El cierre de las fronteras no es una solución; lo único que consigue es empujar la responsabilidad hacia un país vecino, obliga a la gente a tomar más riesgos y hace que su viaje sea aún más difícil, con un claro impacto en su salud», afirma Ana Lemos, coordinadora del proyecto de MSF. «Mientras continúen los conflictos en los países de origen, las personas seguirán obligadas a convertirse en refugiados y continuarán buscando maneras de huir sin importar los obstáculos en su camino.«

 

Cierre del campamento de Röszke (Hungría)

 

El campamento en Röszke ha sido un punto de cruce de entre 2.000 y 4.000 personas cada día durante las últimas semanas pero fue abruptamente evacuado por las autoridades húngaras durante el fin de semana y el lunes 14 de Septiembre. Los refugiados fueron trasladados en autobuses y trenes hacia la frontera con Austria. Los equipos de MSF trabajaron toda la noche del domingo y el lunes hasta que partió el último tren. A pesar de las circunstancias, los trabajadores humanitarios lograron asistir a unos 500 refugiados, entre los que se encontraban mujeres embarazadas y personas con heridas y problemas respiratorios.

Una vez que el campamento de Röszke quedó vacío, el equipo de MSF cruzó la frontera para apoyar a los compañeros de la organización en el lado serbio que ya habían estado asistiendo a migrantes y refugiados en Subotica, Horgos, Belgrado y Presevo. Desde diciembre de 2014, MSF lleva a cabo clínicas móviles médicas y distribuye artículos de primera necesidad en Serbia. Además de tratar, sobre todo, infecciones de la piel e infecciones del tracto respiratorio – consecuencia directa de las condiciones de vida durante el trayecto a través de Grecia y los Balcanes – MSF también proporciona apoyo en salud mental. En este periodo, los equipos han realizado un total de 5.072 consultas en Serbia a personas migrantes, refugiados y solicitantes de asilo.

 

Serbia no está preparada para responder a las necesidades más inmediatas de refugiados y migrantes.

Sus cinco centros de asilo solo pueden albergar hasta 1.000 personas en un momento dado. Durante el verano, las autoridades serbias han tratado de aumentar la capacidad de acogida del país y han instalado tres campos más al aire libre con tiendas de campaña en Presevo y Miratovac, en el sur, y Kanijza en el norte, con una capacidad máxima de 1.200 personas.

«Los miles de refugiados que se han llegado a acumular en la frontera entre Serbia y Hungría se han enfrentado a situación de limbo, sin poder retroceder ni avanzar y sin respuestas alguna sobre dónde encontrar protección«, asegura Aurelie Ponthieu. «En su camino, no han cruzado un solo país europeo que haya sido capaz de responder adecuadamente a sus necesidades. Esto demuestra lo absurdo de la actual respuesta europea a esta situación«.

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