Los cerca de 4.000 refugiados Hmong que quedaban en el campo de Huai Nam Khao, en la provincia tailandesa de Petchabun, están siendo expulsados por el Gobierno de Bangkok hacia Laos, su país de origen, sin que ninguna organización independiente esté presente en el proceso. Médicos Sin Fronteras, que suspendió sus actividades en este campo en mayo de 2009 ante la imposibilidad de seguir trabajando bajo presiones militares, denunció ya entonces esta política de repatriación forzosa.
La expulsión de 4.000 personas de la etnia Hmong, que había huido de Laos para refugiarse en el campo de Huai Nam Khao en la vecina Tailandia, es consecuencia del acuerdo bilateral alcanzado por los gobiernos de ambos países en mayo de 2007, con la intención de repatriar a todos los Hmong antes de finalizar 2009.
El Gobierno tailandés se niega a reconocer a esta comunidad como refugiados: les considera inmigrantes ilegales cuya repatriación no constituye una violación de la legislación internacional. Como única organización humanitaria internacional presente en el campo de Huai Nam Khao (desde julio de 2005), MSF había denunciado estos hechos en varias ocasiones, reclamando al tiempo la suspensión del proceso de repatriación forzosa. Este, por el contrario, se aceleró en diciembre de 2008, a razón de 200 expulsiones mensuales.
Considerando la vulnerabilidad de esta comunidad, MSF pidió al Gobierno tailandés que iniciara un proceso de examen caso por caso de las peticiones de estatuto de refugiado, bajo la supervisión de un organismo internacional reconocido, como el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR). Este último habría podido evaluar la legitimidad de los temores expresados por los Hmong acerca de su regreso a Laos, donde afirman ser perseguidos.
Según el Derecho Internacional, aquellas personas que teman por su vida o su seguridad no pueden ser repatriadas por la fuerza. Además, todo repatriado debe poder beneficiarse de garantías de seguridad. Pero en el caso de los refugiados de Huai Nam Khao, no se han cumplido ninguna de las dos condiciones.
Es necesario además que una organización internacional independiente pueda evaluar las zonas de regreso y la asistencia que los repatriados recibirán en Laos. De nuevo, es de señalar que estas repatriaciones se realizan sin ninguna supervisión, por lo que no pueden confirmarse ni su carácter voluntario ni la seguridad de los repatriados a largo plazo, apunta Marie-Pierre Allié, presidenta de MSF Francia.
A pesar de los repetidos llamamientos tanto de MSF como de ACNUR, el Gobierno tailandés se ha negado a lanzar, antes de la repatriación y bajo supervisión de un organismo independiente, un proceso individual de examen de las peticiones de los Hmong. El Gobierno laosiano, por su parte, sigue prohibiendo a las organizaciones no gubernamentales e internacionales el acceso a las zonas de repatriación.
En mayo de 2009, tras cuatro años de trabajo en Huai Nam Khao, MSF se vio obligada a poner fin a sus actividades debido a las presiones ejercidas por el Ejército tailandés sobre los Hmong, así como a la constante obstaculización del trabajo desarrollado por la organización en materia de salud y nutrición, trabas cuyo fin era añadir más presión a los refugiados para forzar su retorno a Laos.
MSF trabajó prestando asistencia médica y sanitaria a los refugiados Hmong del campo de Petchabun entre julio de 2005 y mayo de 2009, siendo, durante este período, la única organización internacional presente allí y, como tal, único testigo potencial de la situación en dicho campo.