Compilar la información de más de 468 proyectos en 71 países lleva bastante tiempo y esfuerzo, pero ya podemos decir con orgullo que está listo nuestro Reporte Anual 2016. En él resumimos algunas de nuestras actividades más destacadas y rendimos cuentas de cómo usamos el dinero que más de 6,1 millones de socios y donantes nos confiaron. De dónde provinieron los fondos, cómo los ejecutamos, cuál fue el impacto de las acciones. No solo nos parece una gran oportunidad para volver a visibilizar los contextos en los que trabajamos y las problemáticas que enfrentan nuestros pacientes, sino también nos resulta una obligación dar cuenta de nuestra transparencia.
Además de un repaso por los proyectos médico humanitarios alrededor del mundo en este Reporte vas a encontrar información sobre las actividades de difusión, reclutamiento de profesionales y desarrollo de recursos que hizo la oficina de Médicos Sin Fronteras para América del Sur de habla hispana.
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La tapa del Reporte: Mariela Carrara, médica emergencista argentina, en el hospital de Al-Jumhori de Saada, Yemen. ©MSF
A continuación compartimos un resumen escrito por la Dra. Joanne Liu, nuestra Presidente Internacional y Jérôme Oberreit, Secretario General:
Casi un tercio de los proyectos que Médicos Sin Fronteras (MSF) desarrolló en 2016 estuvieron dedicados a proporcionar asistencia a poblaciones atrapadas en conflicto, en países como Yemen, Sudán del Sur, Afganistán, Irak, Nigeria y Siria. MSF también brindó atención a poblaciones desplazadas que huían de la represión, la pobreza o la violencia – y que, ante el cierre de vías de tránsito legales y seguras por parte de muchos países, terminan en numerosos casos sometidas a nuevas formas de violencia, explotación o peligro.
Poblaciones en conflicto
En muchas zonas de guerra, la población civil y las infraestructuras civiles, incluidas las médicas, sufrieron ataques indiscriminados o dirigidos. Millones de personas debieron huir de sus hogares, a veces reiteradamente. Nuestros equipos proporcionaron asistencia a aquellos atrapados en conflicto y a aquellos que escapaban. Atendieron a mujeres embarazadas y recién nacidos, curaron a heridos y a personas con emergencias médicas, trataron pacientes con enfermedades crónicas y respondieron a brotes epidémicos, especialmente a través de campañas de vacunación. MSF también trabajó para abastecer de otras necesidades vitales, como agua potable y artículos de primera necesidad. Desde el Líbano hasta Tanzania, los trabajadores de MSF se movilizaron para asistir a cientos de miles de personas que huyeron de la violencia y el conflicto hacia otros países en busca de seguridad.
En Nigeria, el conflicto armado entre Boko Haram y el ejército nigeriano provocó el desplazamiento de aproximadamente 1,8 millones de personas sólo en el estado de Borno, con muchas comunidades aisladas del resto del país por extensos períodos de tiempo. En junio, aún con un acceso limitado debido a la inseguridad generalizada, los equipos de MSF descubrieron situaciones terribles en pueblos como Bama, donde 2 de cada 10 niños menores de cinco años estaban en riesgo de muerte debido a la desnutrición. Miles de personas que se habían reagrupado en diferentes pueblos eran completamente dependientes de la ayuda humanitaria. Para fin de año, la situación había mejorado en las áreas que eran accesibles. Sin embargo, la inseguridad generalizada y las restricciones militares representaron un desafío significativo para MSF y otros actores humanitarios: la cantidad de personas necesitadas de atención urgente en áreas inaccesibles sigue siendo desconocida.
El conflicto armado en Nigeria tomó una dimensión regional en la cuenca del Lago Chad, expandiéndose a través de las fronteras hacia Camerún, Chad y Níger, con consecuencias directas sobre la población civil. La crisis agravó una situación ya de por sí difícil en una región afectada por la pobreza, la inseguridad alimentaria, los brotes recurrentes de enfermedades y un sistema de salud prácticamente inexistente. Los equipos de MSF incrementaron su asistencia médica y humanitaria en Chad, Camerún y Níger para aquellos que huían Nigeria, así como para las poblaciones locales y desplazadas afectadas.
Durante el mes de julio estalló un intenso conflicto entre fuerzas del gobierno y de la oposición en Juba, capital de Sudán del Sur. MSF abrió clínicas para proporcionar tratamiento de emergencia a pacientes con heridas de bala y lesiones, así como para continuar brindando atención a los casos de desnutrición, malaria y diarrea. Entre agosto y diciembre, a medida que la cantidad de personas que huían de la violencia se incrementaba, con cientos de miles de refugiados sursudaneses trasladándose a Uganda, Etiopía y Sudán, intensificamos nuestra respuesta para brindarles ayuda en esos países.
En las áreas golpeadas por la violencia, tuvimos que adaptar las soluciones a las situaciones que encontrábamos. En Sudán del Sur, para asegurar la continuidad del tratamiento con antirretrovirales para personas con VIH en momentos de inestabilidad, se prepararon kits con los insumos necesarios para tres meses, que pudiesen ser distribuidos entre los pacientes en caso de desplazamiento inminente.
En Siria, las actividades médicas de MSF siguieron estando significativamente constreñidas debido a la inseguridad en las zonas de la oposición y a la falta de autorización para trabajar en áreas controladas por el gobierno. Durante 2016, MSF operó seis estructuras médicas al norte del país. En zonas inaccesibles, por ejemplo en áreas sitiadas, nuestros equipos dieron apoyo a distancia a las redes de médicos que operaban dentro del país, a través de entrenamientos, soporte técnico y donaciones a hospitales. Se trata de un enfoque fuera de lo común para MSF, que se hace necesario por el nivel extremo de necesidad y sufrimiento de la gente y nuestra falta de acceso directo. El grado de violencia y falta de atención médica condujo a MSF a mantener una comunicación pública sostenida a través de los testimonios del personal médico sirio que apoyamos, especialmente en el este de la ciudad de Alepo y en áreas sitiadas alrededor de Damasco.
Luego del cierre de la frontera entre Siria y Jordania en junio, alrededor de 75.000 sirios fueron dejados varados en la zona del Berm/Rukban. Los equipos de MSF y otros actores humanitarios ya no pudieron acceder a esta población. Los cierres de frontera también impidieron a las personas buscar asistencia y protección fuera de Siria: una situación que es particularmente emblemática en este país, pero que también es una realidad creciente en todas las zonas de guerra.
En Yemen los ataques indiscriminados contra civiles e infraestructuras civiles tuvieron un impacto devastador, en un país que ya de por sí era uno de los más pobres de la región. Para abordar la falta de atención médica y tratar al creciente número de víctimas de la guerra, MSF incrementó sus actividades, convirtiendo a la respuesta de emergencia en Yemen en la más grande de la organización en Oriente Medio en 2016. Los equipos de MSF proporcionaron asistencia sanitaria a pacientes en 12 hospitales y brindaron apoyo a otras 18 estructuras médicas. El 15 de agosto, un ataque aéreo al hospital de Abs, en el norte de Yemen, provocó la muerte de 19 personas, incluido un integrante de MSF, e hirió a otras 24. MSF retiró a su personal de seis hospitales en el norte del país luego del bombardeo, pero continuó brindando apoyo a los hospitales. MSF retomó sus actividades en el norte de Yemen en noviembre de 2016.
En mayo, el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas adoptó de forma unánime la Resolución 2286, condenando los ataques a las estructuras médicas y comprometiéndose a proteger a pacientes y trabajadores médicos en zonas de conflicto. Sin embargo, los ataques aéreos y bombardeos contra centros de salud continuaron, en muchos casos por parte de coaliciones militares en las que estaban involucrados directa o indirectamente países miembros del Consejo de Seguridad como Francia, Rusia, Reino Unido y Estados Unidos. En 2016, 34 centros de salud gestionados o apoyados por MSF fueron atacados de esta forma en Siria y Yemen.
Rutas de tránsito traicioneras
El número de personas que cruzó el mar para llegar a Italia se incrementó de 153.000 en 2015 a más de 180.000 en 2016. Al menos 5.000 hombres, mujeres y niños murieron intentando hacer el trayecto. Los equipos de MSF a bordo de tres barcos de búsqueda y rescate salvaron a 21.600 personas que se encontraban en botes en peligro en el Mediterráneo. Nuestros trabajadores también recuperaron los cuerpos de personas que se ahogaron o se asfixiaron, aplastados por el peso de otros compañeros de viaje.
Sin alternativas seguras y legales para llegar a Europa, casi todos los rescatados pasaron por Libia en su búsqueda de asistencia y protección. Ellos nos describieron un sufrimiento terrible a manos de traficantes, grupos armados e individuos que explotaban la desesperación de aquellos que estaban huyendo del conflicto, la persecución o la pobreza.
En junio, tres meses después de la firma del tratado entre la Unión Europea (UE) y Turquía, MSF anunció que ya no aceptaría fondos de la UE o de sus estados miembro, en protesta a sus perjudiciales políticas de disuasión y continuos intentos de empujar a la gente y a su sufrimiento lejos de las costas europeas.
En julio, MSF comenzó a gestionar clínicas en Trípoli, la capital libia, y sus alrededores, en algunos de los centros de detención establecidos para encerrar a los migrantes. Nuestros equipos fueron testigos de las catastróficas e inhumanas condiciones en las que eran alojados.
En América Central, las personas que huían de la violencia en Honduras, Guatemala y El Salvador se convirtieron nuevamente en víctimas durante su ruta a través de México hacia los Estados Unidos. De todas las consultas médicas realizadas por MSF en sus programas para migrantes y refugiados en México, un cuarto de los pacientes había sido sometido a lesiones físicas y heridas traumáticas intencionales que ocurrieron en tránsito. Los pacientes reportaron que los perpetradores de la violencia incluían a miembros de pandillas y otras organizaciones criminales, así como a integrantes de las fuerzas de seguridad mexicanas, quienes justamente deberían haberse encargado de cuidarlos. Estas poblaciones carecen de acceso a la atención médica y sufren las consecuencias de agresivas políticas de deportación que no toman en cuenta sus necesidades de asistencia y protección.
Enfermedades infecciosas: respuesta e innovación
El panorama de la medicina humanitaria se encuentra en constante evolución, requiriendo que MSF mantenga el ritmo ante los cambios. La adaptación de herramientas y enfoques para asegurar una atención médica de alta calidad es un aspecto central del trabajo de MSF. En Níger, MSF participó en un ensayo clínico en la región de Maradi para determinar la eficacia de la nueva vacuna contra el rotavirus. Esta infección es la principal causa de diarrea severa en niños, y produce la muerte estimada de 1.300 niños cada día. Estos fallecimientos ocurren principalmente en África sub-sahariana, donde las comunidades de áreas remotas tienen escaso acceso a los servicios de salud. La nueva vacuna es estable ante el calor y no requiere de refrigeración, lo cual la hace más adaptada a las poblaciones más vulnerables a la enfermedad. Luego de la epidemia de Ébola de 2014-2015 en África Occidental, MSF contribuyó al desarrollo de una vacuna con el potencial de prevenir la propagación de la cepa Zaire del Ébola ante futuros brotes.
Una nueva estrategia de control del cólera utilizando una vacuna oral de una sola dosis resultó ser eficaz contra los brotes en Juba, y fue replicada en Lusaka, Zambia, en abril. Allí, más de 423.000 personas fueron vacunadas en la mayor campaña de vacunación realizada durante una epidemia de este tipo. En la República Democrática del Congo (RDC), MSF vacunó a más de un millón de personas contra la fiebre amarilla. Esto requirió la organización diaria de 100 equipos de 16 trabajadores cada uno y 65 vehículos que transportaban 4.000 paquetes de hielo y refrigeradores.
Cuando el conflicto interrumpe los sistemas de salud, los brotes de enfermedades infecciosas pueden volverse más frecuentes y tener un impacto aún más devastador. Por esta razón, las estrategias de prevención y control también formaron parte de nuestras actividades en contextos de conflicto como Nigeria, Yemen, República Centroafricana, Sudán del Sur y Siria.
Las campañas de vacunación son una de las formas más efectivas para prevenir y responder a las epidemias pero sólo son posibles si las vacunas están disponibles a precios asequibles. La neumonía continúa siendo la principal causa de mortalidad en niños menores de cinco años, y el alto precio de la vacuna antineumocócica conjugada (PCV) la pone fuera del alcance de muchos países en desarrollo. En Grecia, por ejemplo, MSF pagó USD 68 por dosis de PCV –veinte veces más que el costo global más bajo – para asegurar la protección de niños refugiados. MSF había estado instando a Pfizer y GlaxoSmithKline (GSK) –los dos únicos fabricantes– a que proporcionasen a organizaciones humanitarias el precio global más bajo. En 2016, gracias a casi medio millón de personas que apoyaron la campaña A Fair Shot de MSF, ambas farmacéuticas acordaron bajar el precio de las vacunas para niños atrapados en emergencias humanitarias.
MSF continúa siendo el principal proveedor no-gubernamental de tratamiento contra la tuberculosis (TB) en el mundo. En 2016, nuestros equipos atendieron a más de 2.000 pacientes por formas resistentes a los medicamentos de esta enfermedad. MSF está contribuyendo a ensayos clínicos iniciados en 2016, enfocados en establecer evidencia acerca de la seguridad y eficacia de la las nuevas drogas contra la TB, bedaquilina y delamanid. Las pruebas buscan determinar si estos dos fármacos, utilizados en una variedad de nuevas combinaciones, son más efectivos o más sencillos que los regímenes existentes, y si los pacientes experimentan menos efectos secundarios. Si resultan exitosos, estos ensayos clínicos podrían revolucionar el tratamiento de la TB resistente a medicamentos, en tanto las drogas sean accesibles para los pacientes que las requieran.
La misión de MSF de proporcionar atención médica gratuita para salvar vidas donde más se necesita sólo es posible gracias al esencial y continuo compromiso de nuestros socios y donantes. Extendemos nuestra sincera gratitud a cada uno de ustedes y brindamos tributo a las decenas de miles de trabajadores de MSF que, a lo largo de 2016, llevaron asistencia sanitaria a nuestros pacientes en 71 países. También aprovechamos la oportunidad para recordar a nuestros compañeros de MSF que perdieron la vida mientras estaban en misión. Asimismo, continuamos comprometidos activamente en encontrar y poner a salvo a nuestros tres colegas secuestrados en República Democrática del Congo en 2013. Philippe, Richard y Romy: nuestros pensamientos están con ustedes, sus amigos y sus familias.