La población civil de la República Centroafricana (RCA) sigue pagando el peaje de una guerra sostenida a diferentes intensidades en el país, con docenas de muertos y heridos en las últimas semanas tras el recrudecimiento de la tensión entre grupos armados rivales.
Por ello, alertamos que los enfrentamientos han generado miles de desplazados que no están recibiendo suficiente ayuda humanitaria.
“Nuestros equipos han sido testigos de ejecuciones sumarias y se han encontrado con cadáveres mutilados abandonados en las calles con el objetivo de aterrorizar a la población. Buena parte de los civiles, atemorizados, se han refugiado en los bosques, donde sobreviven con lo que pueden”, explica René Colgo, nuestro coordinador general adjunto y responsable de dirigir los equipos que desde finales de marzo han provisto atención médica en la zona de Bakouma y Nzako, en el sudeste del país.
Las disputas en coalición de grupos armados han dado lugar a una guerra por el control del territorio y sus recursos. En la actualidad, las líneas de frente se sitúan en el centro y este del país (provincias de Ouaka, Haute Kotto, Basse Kotto y Mbomou). Desde noviembre, cuando se intensificó el conflicto, nuestros equipos han atendido a 168 personas víctimas de la violencia.
Caos en el hospital
“A finales de marzo, en el último fin de semana, nuestra sala de pediatría se llenó con 24 heridos de mucha gravedad, entre ellos una niña de tres años herida de bala. Fue un caos total. Recuerdo tener que dejar de atender a un hombre malherido a balazos porque llegó otro con una herida tal que los intestinos se le salían. Tenemos un equipo técnico limitado, pero nuestro cirujano consiguió salvarle la vida”, explica Katie Treble, trabajadora del hospital de Bria, una de las ciudades más importantes de la zona y epicentro de la contienda.
Dentro de la continua inestabilidad en la que RCA lleva inmersa desde el golpe de estado de la coalición Seleka de 2013, ahora la guerra está llegando a zonas consideradas estables en los últimos dos años.
En Bakouma y Nzako (provincia de Mbomou), los pueblos y las zonas mineras se encuentran en el punto de mira de los grupos armados rivales, con terribles consecuencias para sus habitantes.
“Lo que ya constituía una de las peores crisis humanitarias del mundo se está deteriorando. RCA está llegando a unos niveles de violencia que no habíamos visto desde lo más álgido del conflicto en 2014”, asevera Emmanuel Lampaert, nuestro representante en el país.
De forma preocupante, la escalada de intensidad del conflicto se ha visto acompañada de un incremento en los ataques contra determinados grupos étnicos seguidos de contrataques y actos de venganza. “El conflicto está evolucionando hacia un deterioro de forma veloz y los civiles son los que están pagando en precio, atrapados en las líneas de frente, expulsados de sus casas y pueblos –muchos de ellos quemados-, y alejados de sus campos y rutinas diarias. Los grupos armados tienen que respetar a los civiles y posibilitar que aquellos que lo necesiten accedan a la mayor asistencia humanitaria posible que se les pueda proveer”, argumenta Caroline Ducarme, coordinadora de proyectos en República Centroafricana.
Sobre la crisis en RCA:
En la RCA se celebraron elecciones generales en 2016 y el país se asentó en una paz frágil, con esporádicos episodios de violencia de intensidad variable. Desde la guerra iniciada en 2013 entre Séleka y anti-Balaka, la parte oriental del país se mantiene fuera de control por parte de fuerzas gubernamentales. Un frágil status quo en el país ha permitido que la población civil viva una cierta “normalidad” (en un país donde casi un millón de personas, de los cinco millones de su población vive o bien desplazada o bien refugiada en otros países). Sin embargo, en los últimos meses los grupos armados se han dividido todavía más y la guerra por el control del territorio se ha intensificado de forma preocupante.
Según la Oficina para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA por sus siglas en inglés), la mitad de los 4,6 millones de personas que viven en RCA necesitan de asistencia humanitaria. Más de cien mil personas se han visto desplazadas entre septiembre de 2016 y febrero de 2017 debido a la intensificación del conflicto. Además, 400.000 personas están desplazadas internamente y 460.000 están refugiados. Hasta el momento, solo se han recaudado el 5.4% de los fondos requeridos para una respuesta humanitaria adecuada en la zona, según la ONU.
Sobre MSF en RCA:
Trabajamos en RCA desde 1997 dispensando atención médica a aquellos que más lo necesitan en diferentes partes del país. En 2016, ofrecimos más de 947.000 consultas médicas, tratamos a 580.000 personas por malaria, administramos casi medio millón de vacunas y asistimos en 21.000 partos. Dependemos de fondos 100% privados.
En Bria (provincia de Haute Kotto), operamos un hospital pediátrico con 51 camas. Admitimos 3.600 pacientes en 2016, 90% de ellos niños menores de 5 años. Entre noviembre y diciembre de 2016, tratamos a 138 víctimas de violencia y otras 151 entre enero y marzo de 2017.
En Bambari (provincia de Ouaka), dispensamos atención médica a 50.000 personas afectadas por violencia e intensificamos nuestras operaciones a partir de octubre de 2016 para cubrir mayores necesidades humanitarias en la zona.
En Bakouma y Nzako (provincia de Mboumou), sumamos 400 consultas a la población y referimos 10 heridos al hospital de 118 camas en funcionamiento en Bangassou.
En Mbres (provincia de Nana-Grebizi), desplegamos nuestro equipo de emergencia para asistir a los desplazados que huían de la zona de combates en Bria y Bambari. Nuestro equipo refirió a heridos de guerra a la población vecina de Kaga Bandoro. En Mbres se reforzó el hospital local para cubrir las necesidades de la población, tanto la local como la desplazada, y llevamos a cabo campañas de vacunación de emergencia.
En Maloum (Ouaka), distribuimos más de 15.000 paquetes de ayuda humanitaria de urgencia a los desplazados por los combates en Bria y Bambari y vacunamos a más de 5.000 niños y mujeres embarazadas.