El 1 de agosto de 2018, la República Democrática del Congo (RDC) declaró su décimo brote de Ébola en 40 años. El brote se encuentra en el noreste del país. Superando los 3.000 casos, se ha convertido en el brote de Ébola más grande del país y en la segunda epidemia de Ébola más grande registrada, detrás del brote en África Occidental entre 2014 y 2016. Un año después, en agosto de 2019, en Médicos Sin Fronteras seguimos involucrados en la respuesta al brote, trabajando en conjunto con el Ministerio de Salud.
Durante los primeros ocho meses de la epidemia, hasta marzo de 2019, se habían reportado 1.000 casos de Ébola en la región afectada. Sin embargo, entre abril y junio de 2019, este número se ha duplicado, pues se han reportado 1.000 nuevos casos solo en estos tres meses. Desde principios de junio, el número de nuevos casos notificados por semana se ha mantenido alto, con un promedio de entre 75 y 100 casos semanales. En las últimas semanas, esto ha disminuido levemente, pero el número de casos nuevos sigue promediando alrededor de 70-75 por semana.
Últimas cifras: información al 28 de agosto de 2019*
3.004 casos totales 2.899 Casos confirmados 2.006 Muertes confirmadas
*Cifras proporcionadas por el Ministerio de Salud de la RDC
Una emergencia de salud pública de importancia internacional
El 14 de julio, se confirmó el primer caso de Ébola en Goma, la capital de Kivu Norte, y una ciudad de un millón de personas. El paciente, que había viajado desde Butembo a Goma, ingresó en el Centro de Tratamiento de Ébola apoyado por Médicos Sin Fronteras en Goma. Después de la confirmación de los resultados de laboratorio, el Ministerio de Salud decidió transferir al paciente a Butembo el 15 de julio, donde falleció al día siguiente.
El 30 de julio, una segunda persona en Goma fue diagnosticada con Ébola, que murió al día siguiente. Luego de este, se anunciaron dos casos más.
En respuesta al primer caso registrado en Goma, el 17 de julio de 2019, la Organización Mundial de la Salud anunció que el actual brote en la República Democrática del Congo representa una emergencia de salud pública de importancia internacional.
A mediados de agosto, la epidemia se extendió a la provincia vecina de Kivu Sur, convirtiéndose en la tercera provincia en la RDC en registrar casos durante este brote, cuando varias personas se enfermaron en Mwenga, a 100 kilómetros de Bukavu, la capital de la provincia.
El 11 de junio de 2019, Uganda anunció que tres personas habían sido diagnosticadas con Ébola, fueron los primeros casos transfronterizos desde que comenzó el brote. Después de varias semanas sin casos registrados, el gobierno de Uganda anunció un nuevo caso el 29 de agosto; la paciente, una niña, lamentablemente murió.
Dados los actuales desafíos para responder al brote, en Médicos Sin Fronteras creemos que las actividades relacionadas con el Ébola deberían ser integradas en el sistema de salud existente, para mejorar la proximidad de los servicios dentro de la comunidad y asegurar que se mantenga funcional durante el brote.
¿Cuándo y cómo empezó el brote de Ébola?
Las investigaciones retrospectivas apuntan a un posible inicio del brote en mayo de 2018, casi al mismo tiempo que el brote en la provincia de Equateur a principios de año. No existe conexión o enlace entre los dos brotes.
La demora en la alerta y la subsiguiente respuesta pueden atribuirse a varios factores, entre ellos un rompimiento del sistema de vigilancia debido al contexto de seguridad (existen limitaciones en el movimiento y el acceso es difícil) y una huelga de los trabajadores sanitarios del área que comenzó en mayo por la falta de pago de los salarios.
Una persona falleció en su casa después de presentar síntomas de fiebre hemorrágica. Los familiares de esa persona desarrollaron los mismos síntomas y también murieron. Una investigación conjunta entre el Ministerio de Salud y la Organización Mundial de la Salud (OMS) en el sitio encontró seis casos más sospechosos, de los cuales cuatro dieron positivo. Este resultado llevó a la declaración del brote.
El laboratorio nacional (INRB) confirmó el 7 de agosto que el brote actual es del virus Zaire Ébola, la cepa más mortal y la misma que afectó a África Occidental durante el brote 2014-2016. El Ébola Zaire también fue el virus encontrado en el brote en la provincia de Equateur, en el oeste de la República Democrática del Congo, a principios de 2018, aunque era una cepa diferente a la del brote actual.
Declarado por primera vez en Mangina, una pequeña ciudad de 40.000 habitantes, el epicentro del brote pareció moverse progresivamente hacia el sur, primero hacia la ciudad de Beni, con aproximadamente 400.000 habitantes y el centro administrativo de la región. Como los movimientos de población son muy comunes, la epidemia continuó avanzando hacia el sur hasta la ciudad de Butembo, un centro de comercio. La zona cercana a Katwa se convirtió en un nuevo punto de contagio a finales de 2018 y recientemente se han encontrado casos más al sur, en el área de Kanya. Mientras tanto, también aparecieron casos esporádicos en la provincia vecina de Ituri, al norte.
En general, la propagación geográfica de la epidemia parece ser impredecible, con pequeños grupos dispersos que pueden presentarse en cualquier lugar de la región. Este patrón, junto con la falta de visibilidad de la situación epidemiológica, y el hecho de que los casos aparezcan en Goma, es extremadamente preocupante y hace que terminar con el brote sea más desafiante.
¿En donde está ocurriendo este brote de Ébola?
Ubicada al noreste de la República Democrática del Congo, la provincia de Kivu Norte es un área densamente poblada con aproximadamente 7 millones de personas, de las cuales más de 1 millón se encuentran en Goma (la capital), y aproximadamente 800.000 en Butembo. A pesar de la topografía y las malas carreteras en la región, la población es muy móvil.
Kivu Norte comparte una frontera con Uganda al este (Beni y Butembo están a aproximadamente 100 kilómetros de la frontera). En esta área se ve mucho comercio, pero también tráfico, incluyendo cruces ‘ilegales’. Algunas comunidades viven en ambos lados de la frontera, por lo que es bastante común que las personas crucen para visitar a familiares o intercambiar bienes en el mercado vecino.
La provincia también es conocida por ser un área que lleva más de 25 años en conflicto, se estima que hay más de 100 grupos armados activos. Las actividades delictivas, como los secuestros, son relativamente comunes y las escaramuzas entre grupos armados ocurren regularmente en toda el área.
La violencia generalizada ha provocado el desplazamiento de la población y dificultado el acceso a algunas zonas de la región. Si bien la mayoría de las áreas urbanas están relativamente menos expuestas al conflicto, los ataques y las explosiones han tenido lugar en Beni, un centro administrativo de la región, que a veces impone limitaciones a nuestra capacidad para dirigir nuestras operaciones.
También se han confirmado casos en las provincias vecinas de Kivu Norte, Ituri al norte y, en las últimas semanas, Kivu Sur.
Nuevas herramientas y mejoras para la gestión médica
En comparación con las epidemias de Ébola anteriores, esta vez la gestión médica dispone de nuevas herramientas como los nuevos tratamientos en desarrollo, una vacuna que ha dado señales de ser efectiva, que los centros de tratamiento de Ébola ahora son más abiertos y accesibles para las familias de los pacientes; y que ahora se brinda un mayor nivel de atención de apoyo.
Sin embargo, a un año de que comenzara el brote, la situación en las áreas afectadas por el Ébola de la República Democrática del Congo se está deteriorando y la cantidad de casos continúa aumentando: hasta la fecha se han reportado más de 3.000 casos y se han confirmado más de 2.000 muertes.
Muchas personas siguen muriendo en sus comunidades, ya sea en sus hogares o en las instalaciones de salud, y la mitad de los nuevos casos confirmados no se pueden relacionar a un contacto existente con la enfermedad.
Ébola en Uganda
El 11 de junio, el Ministerio de Salud de Uganda y la OMS confirmaron que tres personas de la misma familia dieron positivo al Ébola en el distrito de Kasese, en el oeste de Uganda, que limita con la RDC. La familia había viajado a través de la frontera hacia Uganda desde la RDC. Son los primeros casos transfronterizos en el brote actual.
Dos de las personas lamentablemente murieron, mientras que la tercera persona y otros dos miembros de la familia, que mostraban síntomas consistentes con la enfermedad, fueron repatriados a la RDC.
Después de varias semanas sin casos registrados, el Ministerio de Salud de Uganda anunció el 29 de agosto que se había registrado un nuevo caso en el país. Una niña, que viajó desde la RDC con su familia, fue diagnosticada con Ébola e ingresó en un centro de tratamiento, desafortunadamente murió al día siguiente.
Desconfianza de la comunidad y ataques hacia quienes responden a la emergencia
La respuesta ha estado marcada por la desconfianza de la comunidad; los ataques a nuestros Centros de Tratamiento del Ébola (ETC) en Katwa y Butembo en febrero de 2019 nos llevaron a retirarnos de la gestión de estos centros.
La desconfianza y los violentos ataques contra la respuesta al Ébola no muestran señales de disminuir; a mediados de julio, dos trabajadores sanitarios en la respuesta al Ébola fueron asesinados por agresores no identificados en Beni, en la provincia de Kivu Norte, aunque los motivos del ataque siguen sin estar claros. A finales de junio, multitudes enojadas arrojaron piedras a un conductor que trabajaba con un equipo de respuesta al Ébola en Beni y prendieron fuego a su vehículo.
Los altos niveles de inseguridad continúan obstaculizando los esfuerzos para controlar la epidemia y tienen un impacto negativo en su evolución: la violencia desalienta aún más a las personas de buscar atención en los centros de tratamiento de Ébola, lo que resulta en una mayor probabilidad de que el virus se propague por el sistema de salud.
Los disturbios, como los enfrentamientos entre el ejército y los grupos armados a principios de mayo, y los asesinatos de un médico de la OMS en abril en Butembo, y un trabajador de la salud en Vusahiro a fines de mayo, han detenido muchas actividades de respuesta ante el brote.
El trabajo de Médicos Sin Fronteras
MSF está involucrado en la respuesta al brote desde que se declaró la epidemia el 1 de agosto de 2018, trabajando con el Ministerio de Salud.
Actualmente, en agosto de 2019, contamos con más de 600 trabajadores respondiendo al brote en la RDC.
Estamos brindando atención a pacientes confirmados de Ébola en Goma, Kivu del Norte, Bunia, Ituri, así como en Bukavu, Kivu del Sur en colaboración con el Ministerio de Salud.
Continuamos brindando atención a casos sospechosos y también gestionamos Centros de tránsito para pacientes sospechosos de Ébola. MSF está apoyando las estructuras de salud existentes, incluido el tratamiento de enfermedades comunes y la mejora del agua y el saneamiento, la construcción de unidades de tránsito dentro de las instalaciones existentes y la implementación y fortalecimiento de las actividades de prevención y control de triaje e infección (IPC).
Además, nuestros equipos están reforzando la promoción de la salud y la participación de la comunidad en las áreas donde estamos trabajando. También trabajamos para fortalecer el sistema de vigilancia de enfermedades en las áreas donde contamos con proyectos regulares, incluyendo Goma.
¿Cómo frenar el Ébola?
El Ministerio de Salud de la RDC está liderando la respuesta al brote con el apoyo de la OMS.
Creemos que no será posible poner fin a este brote si no se construye la confianza entre los esfuerzos de la respuesta y las personas afectadas. Las autoridades relacionadas con la respuesta, así como los trabajadores, deben escuchar las necesidades de las comunidades, dando a las personas una opción en lo que respecta al manejo de su salud, e involucrar a la comunidad en cada aspecto de la respuesta al Ébola.
En Médicos Sin Fronteras creemos que las actividades relacionadas con el Ébola deberían ser integradas en el sistema de salud existente, para mejorar la proximidad de los servicios en la comunidad y asegurar que el sistema permanezca funcional durante el brote. Esto ayudaría a identificar oportunamente los casos sospechosos y podría alentar a las personas a buscar ayuda tempranamente en los puestos de salud, clínicas y hospitales en los que confían y conocen.