Los niveles de violencia en El Salvador, de los que son testigos nuestros equipos, deberían impedir que este Estado pueda ser considerado un país en el que acoger con garantías suficientes a solicitantes de asilo o migrantes deportados. Así lo aseguramos desde Médicos Sin Fronteras (MSF) tras el acuerdo suscrito entre Estados Unidos y El Salvador, “de cooperación en el asilo”, que supondría el envío al país centroamericano desde la frontera sur de los Estados Unidos a peticionarios de asilo.
“El Salvador tiene problemas para garantizar la seguridad de sus propios ciudadanos. Nuestros equipos en terreno evidencian la violencia que diariamente sufren los habitantes de los barrios donde trabajamos. Las diferentes formas de violencia en El Salvador obligan a las personas a huir hacia el Norte. Es gente que busca poner su vida a salvo saliendo de El Salvador vía México hacia Estados Unidos. El mismo Gobierno de Estados Unidos considera El Salvador un país peligroso”, explica Stéphane Foulon, coordinador general de MSF en El Salvador.
“El Salvador no cuenta, en la actualidad, con la capacidad para proteger a víctimas de violencia ni hacer frente a una acogida con garantías de deportados procedentes de Estados Unidos, y esta es una situación que ya estamos viviendo con el aumento de las deportaciones. Estos acuerdos solo van a provocar un mayor sufrimiento a la población afectada que, tras huir de la violencia en sus países de origen y sufrirla en su viaje a través de México, con toda probabilidad va a padecerla de nuevo en El Salvador”, añade Foulon.
Este acuerdo es parte de una estrategia de Estados Unidos para reclutar gobiernos en la región y que asuman sus propias responsabilidades de asilo y protección. El acuerdo de Estados Unidos y El Salvador, y los previos con Guatemala y Honduras, presuponen que estos países pueden proporcionar refugio y protección a los solicitantes de asilo.
Los propios salvadoreños, junto con hondureños y guatemaltecos, suponen el grueso de pacientes que MSF atiende en los albergues en la ruta por México que muchos migrantes deben atravesar para alcanzar Estados Unidos. “Es absurdo pensar que el país del que miles de personas huyen pueda ser idóneo para acoger a nadie. Ningún acuerdo de estas características va a impedir que la gente que se ve forzada a huir deje de hacerlo. Ni acuerdos, ni muros. Estas políticas solo sirven para que los traficantes de personas se nutran de los migrantes; migrantes que, cada vez más, tendrán que recurrir a métodos clandestinos para continuar su camino. Eso, a su vez, les hará más vulnerables a la violencia y la extorsión”, explica Sergio Martín, coordinador general de MSF en México.
En lo que va de año, los equipos de MSF en El Salvador han asistido a 1.434 pacientes en sus programas de salud mental. De estos, el 57% es víctima de violencia o ha sufrido alguna pérdida por eventos relacionados con la violencia. En Tegucigalpa, Honduras, los equipos de la organización médico-humanitaria atendieron, entre enero de 2016 y agosto de 2019, a 1.983 supervivientes de violencia sexual y a 2.482 víctimas de otras situaciones de violencia.
En el marco de los acuerdos entre el Gobierno de Estados Unidos, Guatemala, Honduras y El Salvador, se está estableciendo que estos sean países con garantías para acoger a solicitantes de asilo.
Nuestros equipos de México continúan dando asistencia médica a población migrante procedente del Triángulo Norte de Centroamérica. El 88% de nuestros pacientes de salud mental en lo que va del 2019 han sido víctimas de violencia. Necesitan tanto atención médica como acceso a mecanismos de protección en países que estén en condiciones de garantizar su seguridad. Y ninguno de los estados que conforman la región cumple los requisitos para considerarse un país seguro para quienes huyen de la violencia.