La atención prenatal, la obstetricia o la atención postnatal son algo normal para muchas mujeres en el mundo, pero en Sierra Leona este tipo de cuidados apenas son imaginables. Se trata de uno de los países más pobres del mundo y por ello hay escasez de matronas, de ginecólogos y de medicamentos. Muy pocas mujeres tienen la oportunidad de dar a luz en una clínica, lo cual puede tener consecuencias letales tanto para la madre como para el futuro bebé. De hecho, en Sierra Leona mueren más madres durante el embarazo o el parto que en casi cualquier otra parte del mundo. Por ese motivo, y con el objetivo de reducir la mortalidad materno-infantil, Médicos Sin Fronteras ofrece atención a las mujeres embarazadas en dos distritos del país.
«Agnes Wodie* tiene unos 19 años y ha venido hasta nosotros por su propio pie. Lleva cinco horas con contracciones. Es su primer embarazo, pero está siendo muy valiente», explica la matrona sierraleonesa Florencia Lahai, que trabaja con Médicos Sin Fronteras. En la pequeña habitación de la clínica Jimmi Bagbo hace calor. Florencia Lahai moja la frente de Agnes, con un paño húmedo, comprueba su pulso y sus contracciones y palpa el vientre de la mujer para ver cómo está colocado el bebé. De repente, todo sucede muy rápidamente y Agnes Wodie da a luz a una niña sana. La rutina habitual se pone en marcha de inmediato: Elisabeth Hawa Abdulai, la responsable de salud de la comunidad, toma a la niña, unta con aceite de palma su piel para mantenerla caliente, y le pone una inyección de vitamina K para prevenir hemorragias. Después le limpia las vías respiratorias y por último le corta el cordón umbilical y se lo asegura con unas pinzas.
A unos pocos metros de distancia, en el patio de la clínica, más de una docena de mujeres con ropa de vistosos colores se han reunido bajo un gran techo de paja; son parteras tradicionales que han hecho el viaje desde los pueblos cercanos a Jimmi Bagbo. Están de muy buen humor: cantan, bailan y tocan los tambores. Florencia Lahai y sus colegas han invitado a las parteras a venir a la clínica para que en el futuro más mujeres como Agnes Wodie tengan la oportunidad de dar a luz de manera segura. «Necesitamos su ayuda si queremos hacer algo de provecho para reducir el número de madres que mueren durante el embarazo y el parto», le dice el equipo de la clínica a las parteras a modo de saludo. «Las mujeres embarazadas de las aldeas acuden hasta ustedes cuando necesitan ayuda.
En las zonas rurales es donde menos mujeres tienen la oportunidad de dar a luz en una clínica, pues los viajes son largos y difíciles. No hay ambulancias, mucha gente es demasiado pobre para pagar un billete de autobús, y el viaje a pie bajo el agobiante calor tropical puede durar varias horas, lo cual hace que esta sea una empresa prácticamente imposible para las mujeres que ya están de parto. Así que lo más habitual es dar a luz en el hogar, a pesar de los riesgos tan grandes que eso supone. Las parteras a menudo no tienen una formación adecuada y prácticamente ninguna tiene guantes de goma o instrumentos estériles, lo que aumenta el riesgo de exponer a las madres y sus bebés a una infección letal. Si surgen complicaciones, algunas de las mujeres pasan varios días de parto en casa sin recibir la transfusión de sangre que necesitarían urgentemente. Tampoco suelen recibir medicamentos y obviamente tampoco se les practican cesáreas. Incluso si al final sus familiares hacen todos los esfuerzos para conseguir llegar de algún modo a una clínica, para algunas mamás – o para sus bebés – ya es demasiado tarde.
Jimmi Bagbo está en una de esas zonas rurales de difícil acceso y hasta allí sólo se puede llegar por una pista de tierra llena de baches. Muchas pacientes cuentan que han tardado hasta diez horas en llegar a la clínica, así que un viaje así no es lo más recomendable para una mujer que ya se ha puesto de parto.
Para que las mujeres puedan aguardar el momento del parto con mayor tranquilidad, Médicos Sin Fronteras ha construido una casa de espera en la que hay una gran habitación con varias camas y un lugar adecuado para cocinar. Aquí pueden pasar los últimos días o semanas de su embarazo: una oportunidad que les ayuda a evitar algunos de los riesgos. «Por favor, diganle a las mujeres de sus aldeas que pueden venir la clínica y a la casa de espera. Podemos ayudarlas y estamos deseando poder recibirlas», le dice Florencia Lahai a las parteras.
Unas semanas después de aquella reunión, son muchas las parteras que ya están trabajando con Médicos Sin Fronteras, lo cual supone un verdadero éxito. Vemos como acompañan a las mujeres embarazadas a la clínica para que den a luz allí, e incluso renuncian a una parte de su salario para que éstas reciban la mejor atención posible.
Siete mujeres están hoy sentadas a la sombra frente a la casa de espera. Entre ellas se encuentra Aminata Baimba, que hizo el viaje desde Bomu Kaku, su pueblo natal, hace seis días. Tiene 28 años y va a dar a luz a su sexto hijo en la clínica. Las contracciones no tardarán mucho en llegar y mientras tanto, Aminata espera tranquilamente. Nos cuenta que de sus cinco hijos, sólo dos siguen con vida: un niño y una niña. «Uno de mis hijos murió una semana después del nacimiento. Di a luz en casa. Me han explicado que como el cordón umbilical no se corta y no se sujeta en condiciones estériles, probablemente el recién nacido se infectó con el tétanos. Escuché acerca de la clínica en mi pueblo, así que esta vez he dejado a los niños con mi suegra y he venido. El nacimiento parece que va a ser difícil porque el bebé está de cuclillas, pero estoy siendo bien atendida aquí «, dice Aminata Baimba con una sonrisa que muestra su confianza en el futuro.
* El nombre de las pacientes han sido cambiados para proteger su identidad.
En Sierra Leona la tasa de mortalidad entre las mujeres que dan a luz fue de 2.100 por cada 100.000 en 2005; más de 70 veces mayor que en Europa. La tasa de mortalidad infantil en este país de África Central es también una de las más altas del mundo. El personal de Médicos Sin Fronteras trabaja en cinco clínicas con los empleados del Ministerio de Salud para ayudar a miles de mujeres embarazadas antes, durante y después del nacimiento. En los casos de parto de alto riesgo y de emergencia, tales como hemorragias agudas graves y dificultades en el momento de dar a luz, los pacientes son tratados por nuestros equipos en el Centro de Referencia Gondama (CRG). Si ya han perdido mucha sangre o llegan en estado de shock al hospital, entonces no hay mucho tiempo. Sin embargo, las operaciones de emergencia llevadas a cabo por Médicos Sin Fronteras logran salvar la vida de casi todas las mujeres. En 2009 más del 96% de todas nuestras pacientes sobrevivieron al parto.