El bombardeo de un hospital apoyado por Médicos Sin Fronteras (MSF) anoche en Alepo, en el norte de Siria, provocó la muerte de al menos 14 personas, dos de los cuales eran médicos.
Según el testimonio de los trabajadores del hospital Al Quds, éste fue alcanzado directamente por al menos un proyectil durante un ataque aéreo, lo que dejó el edificio reducido a escombros. Otras zonas cercanas al hospital también fueron golpeadas durante los ataques aéreos.
«MSF condena enérgicamente este nuevo y despiadado ataque contra otra estructura médica en Siria», afirma Muskilda Zancada, coordinadora general de MSF en Siria.
«Han destruido un hospital que era esencial para Alepo. Al Quds era el principal centro de referencia de la zona en atención pediátrica. ¿Dónde está la indignación entre los que tienen el poder y la obligación de detener de una vez por todas esta carnicería?”
La situación en Alepo, una ciudad que está constantemente en primera línea de fuego de un conflicto brutal, ya era crítica antes de este ataque. Se estima que alrededor de 250.000 personas permanecen aún dentro de la ciudad, que ha visto cómo en las últimas semanas se ha producido un enorme aumento en la intensidad de los bombardeos y de los enfrentamientos. Sólo queda una carretera para entrar y salir de la parte de la ciudad controlada por la oposición. Si se llegara a cortar, decenas de miles de personas quedarían sitiadas.
Durante la última semana, varias estructuras médicas más han sido atacadas y destruidas en Alepo y cinco trabajadores de rescate de la Defensa Civil de Siria, una organización de voluntarios que presta atención sanitaria, han muerto. MSF llevaba donando suministros médicos al hospital Al Quds desde 2012, y ha construido una fuerte relación profesional con el personal médico que trabaja allí.
«La dedicación y el compromiso del personal de Al Quds ha sido inquebrantable a lo largo de todo el conflicto. Trabajaban en unas condiciones durísimas y siempre estaban dispuestos a ayudar. Eso es lo que hace que esta tragedia sea aún más dura de digerir”, afirma Zancada.
El hospital disponía de 34 camas y contaba con un área de urgencias, servicio de consultas externas, atención obstétrica, un departamento de pacientes ambulatorios, área de hospitalización, una unidad de cuidados intensivos y un quirófano. Ocho médicos y 28 enfermeros trabajaban a tiempo completo en el hospital, que era además el principal centro de referencia para pediatría en Alepo.
MSF gestiona seis centros médicos en el norte de Siria y presta apoyo a 150 centros de salud y hospitales de todo el país, muchos de ellos en zonas sitiadas. Varios hospitales de todo el norte y sur de Siria han sido bombardeados desde el inicio de 2016, incluyendo siete estructuras médicas apoyadas por MSF. En estos ataques, al menos 42 personas murieron, de los cuales 16 eran trabajadores sanitarios.
Estos ataques son solo la punta de un iceberg mucho mayor.
Por cada instalación médica apoyada por MSF que es bombardeada, muchas más son atacadas en Siria. Las redes locales de médicos y personal sanitario que prestan asistencia en circunstancias terribles no disponen de un estrado para denunciar la devastación de la que son testigos y víctimas.