Por Gisela Silva Gonzalez, especialista en salud mental.
Hoy llegó un hombre de mediana edad a Tongolo, un servicio especializado de Médicos Sin Fronteras para sobrevivientes de violencia sexual, tras haber sufrido la agresión de varios hombres de un grupo armado.
“Iba a comprar pan para mis hijos y fue entonces cuando un hombre me apuntó con su pistola. Me dijo que si no aceptaba me iba a matar… pero yo ya estaba muerto».
¿Por qué?
He estado trabajando con víctimas de violencia sexual desde hace nueve años. He oído muchas historias y cada vez me hago la misma pregunta: «¿Por qué?».
Es incomprensible, incluso para profesionales que trabajan en este ámbito, querer entender cómo una persona puede dañar de esta manera a otra. ¿Vale la pena un orgasmo? ¿Son veinte minutos de placer más importantes que la vida mental de una persona?
«Tu corazón está herido»
Este señor nos explicó que llegó a su casa una persona que caminaba por la calle hablando del proyecto Tongolo:
-«Cuando me explicó que podía venir a buscar ayuda aquí, pensé: Tongolo es mi esperanza. Y vine».
-Es valiente de su parte, señor, venir a hablar aunque no sea fácil. A pesar de estar herido, ha encontrado una fuerza en su interior para venir aquí a buscar ayuda, a hablar y aliviar su sufrimiento.
-«Mi corazón no es el mismo. Late muy fuerte a un ritmo extraño, hace ‘pom, pom, pom’. Ya no es mi corazón, este corazón pertenece al miedo, al miedo a morir.»
-Su corazón, señor, está herido. Le recuerda que sufrió un tremendo sufrimiento, un acontecimiento inesperado y traumático, un acontecimiento que ni siquiera yo puedo explicarle. Este corazón le está recordando que se ocupe de él, porque todavía está vivo, todavía usted está vivo y está con nosotros.
Heridas psicológicas
Los eventos traumáticos dejan una herida psicológica muy profunda.
Lo primero que hay que hacer es mostrarle a la persona que no está sola, que la escucharemos con apoyo, sin juzgarla. Asegúrarles que estamos aquí, que lo que les pasó no es su culpa.
Un evento de esta magnitud nunca se espera. No hemos escrito tal cosa en nuestros planes de vida. Por eso creamos el proyecto Tongolo, porque sabemos que la soledad después del abuso puede ser aún más dañina.
Agentes de resiliencia
Queremos crear un espacio seguro para que las personas se expresen libremente, para que expresen su ira, su tristeza, su rabia, su miedo, su alegría, sus preocupaciones y su sufrimiento, todo ello rodeado de amabilidad.
El primer contacto después de un evento traumático es esencial. De hecho, esto definirá qué visión tendrá la persona de su historia en los días siguientes. La historia que la persona se cuenta a sí misma los encarcelará en este evento o los liberará de su trauma.
Por eso llamamos a los y las profesionales que escuchan a estas personas por primera vez «agentes de resiliencia».
Somos profesionales de la salud mental que dan esperanza a la gente. Salvamos vidas y apoyamos a nuestros pacientes para encontrar formas de avanzar.
Toma tiempo
-«Gracias por sus palabras. Aquí recibí inyecciones que me han ayudado y la partera me explicó acerca de cómo trabajan. Volveré. Muchas gracias por escucharme, tengo tristeza en mi corazón, lo siento pesado. Fui a buscar pan y sufrí esa situación».
Necesitamos hacerle saber a la persona que aunque el dolor está ahí, estamos juntos. Estamos ahí para la persona y para ayudarla a volver a la vida después de este evento.
El paciente me dijo que cultiva verduras, pero lleva tiempo. Tiempo, agua, esfuerzo y atención todos los días.
-Señor, vea sus plantas como usted mismo: se necesita tiempo y paciencia para cuidarlas, y un día verá que están listas y maduras, como usted. Un día verá que todo irá mejor. Tiene mucha fuerza al venir aquí y con ganas de seguir buscando la forma de encontrar pan, gratitud, amor por sus hijos, dedicación, paciencia. Estos son sentimientos que usted ayuda a que surjan, que existen en su hogar, que le hacen saber que aún está vivo.
Fuerza de vida
Estos pacientes vienen a buscar ayuda, porque todavía hay una fuerza vital que impulsa el querer superar esta situación. Es con esta fuerza con la que debemos trabajar. La voluntad y la capacidad ya están ahí, solo falta el acompañamiento para que florezca.
Por último, quisiera decirle a este señor, en mi nombre y quizás en el de los demás profesionales que acompañan a sobrevivientes como él:
-Gracias señor por venir y por darme la esperanza de que todavía tiene la fuerza y el coraje para vivir… gracias por hacerme saber que todos nuestros esfuerzos valen la pena.