«La situación en Somalia es muy grave, catastrófica. Nos enfrentamos a una de las peores sequías de los últimos 40 años. El país sufrió una hambruna en 2011, una sequía en 2017, así como conflictos y emergencias sanitarias como el cólera, el sarampión y la desnutrición. Esto se suma a las altas tasas de mortalidad materna e infantil. No hemos tenido suficiente tiempo entre un desastre y otro.
El conflicto y la posibilidad de que las lluvias no lleguen por quinto año consecutivo son las principales razones por las que la gente abandona sus hogares y llega a Baidoa, en busca de asistencia sanitaria y humanitaria. La ciudad acoge el mayor número de desplazados de Somalia, solo superado por Mogadiscio.
En este año hemos recibido más de 200.000 personas, algunas de las cuales han hecho un largo viaje para llegar hasta aquí. Lo hacen sin un transporte adecuado y se enfrentan a problemas de seguridad en el camino. Hasta que llegan a Baidoa, pasan por muchas cosas. Vemos a madres que nos cuentan que han perdido a sus bebés por el camino, pero continúan su viaje para traer a otros niños para que reciban tratamiento.
Hemos sido testigos de muchas condiciones críticas, de gente que está pasando por mucha pena y dolor.
Uno de los pacientes que recuerdo es una madre de 23 años que llegó con su hija: la madre tenía sarampión y la niña estaba desnutrida. Como en el hospital no tenemos atención para adultos, tuvimos a esta madre con sarampión en la sala de aislamiento pediátrico. Habían caminado 180 kilómetros tratando de encontrar atención antes de llegar; no podíamos rechazarlas. Pero como tuvieron que viajar tanto, cuando llegaron ya tenían otras complicaciones. El niño murió dos días después del ingreso y la madre un día después. Ser testigo de cómo las familias abandonan el hospital con menos miembros es una de las cosas más tristes, pero es la historia de muchas familias por el impacto de la desnutrición u otras enfermedades.
En Baidoa, la mayoría de los niños que recibimos ya están por debajo de su peso. Algunos pierden grasa subcutánea y son piel sobre hueso. Si esto es crónico, y se repite una y otra vez, afecta al desarrollo del cerebro del niño, a su productividad para el futuro y, en general, a la comunidad, porque los niños son el activo para la generación del mañana, todo ello por culpa de una nutrición inadecuada.
Otra cosa que la desnutrición hace a la gente es reducir la respuesta de su sistema inmunológico a otras enfermedades infecciosas, por lo que los niños que tienen desnutrición son propensos a otros problemas de salud. En Baidoa estamos viendo este ciclo de personas que llegan con enfermedades infecciosas y luego vuelven por desnutrición o al revés.
También hay muchos brotes atribuidos a la escasez de agua, al cambio climático y a la falta de cobertura de vacunación de los menores de 15 años. Está aumentando la mortalidad infantil.
MSF tiene un programa de emergencias en Baidoa, donde apoyamos al hospital regional de pediatría con una sala de urgencias, servicios ambulatorios y de hospitalización. También ofrecemos servicios de salud sexual y reproductiva, maternidad y salud mental. Nuestro programa de divulgación se centra en los servicios de salud y nutrición: admitimos a 500 niños cada semana en nuestros programas de alimentación. Construimos letrinas y llevamos agua limpia en camiones. Tras un brote, empezamos a apoyar un centro de tratamiento del cólera.
Con todos estos programas apoyamos a alrededor del 20% de la población, pero las necesidades son mucho mayores.
Ser testigo las situaciones difíciles por las que pasan otras personas es un sentimiento difícil para todo el mundo, para todo ser humano. Pero siendo somalí y siendo esta la situación de la comunidad somalí, me hace sentir muy triste. Pero es algo que podemos aliviar si todos trabajamos juntos para establecer los servicios necesarios para la comunidad.