Médicos Sin Fronteras (MSF) ha redoblado sus esfuerzos para intentar llegar a las poblaciones más necesitadas de ayuda en Somalia, donde lleva más de 20 años trabajando. En respuesta al reciente incremento de los niveles de desnutrición, la organización médico-humanitaria ha reforzado su capacidad de respuesta en sus nueve proyectos en el país, con el fin de atender al máximo número posible de niños con desnutrición.
Sin embargo, un mes después de haber lanzado su intervención de emergencia, los avances a la hora de proporcionar atención médica fuera de Mogadiscio, la capital, siguen siendo lentos. Las restricciones impuestas a las actividades de MSF en el sur y centro de Somalia, sumadas al problema de la seguridad en Mogadiscio, han limitado por el momento la ampliación de su respuesta médica de emergencia.
La población del sur y centro de Somalia se ha visto duramente afectada por el conflicto armado, la sequía, y la carencia de servicios sociales y sanitarios durante los últimos 20 años. La situación nutricional actual es consecuencia de unas necesidades médicas que previamente ya eran inmensas, explica Alfonso Verdú, responsable de operaciones en Somalia.
MSF lleva 20 años trabajando en Somalia para intentar paliar estas carencias médicas. La organización ha establecido un gran número de proyectos médicos, con servicios que incluyen atención primaria, atención materno-infantil, tratamiento de la tuberculosis, atención secundaria, y cirugía ocular y de guerra. Actualmente, la mayoría de estos proyectos están trabajando en modo emergencia, con el fin de garantizar la asistencia a las comunidades debilitadas por la grave sequía.
Los equipos de MSF están priorizando el tratamiento de la desnutrición en Galcayo, Jowhar, Guri El, Dinsor y Marere, pero sigue siendo extremadamente difícil ir más allá de los límites de las estructuras médicas de MSF para llegar a los más vulnerables. A pesar de los repetidos esfuerzos y negociaciones, aún no hemos podido abrir nuevos proyectos y desarrollar nuevas actividades en el sur de Somalia, precisa Verdú.
En el centro y el sur del país, la restricción de movimientos impuesta por grupos armados está limitando el acceso de MSF a las poblaciones necesitadas de ayuda. En cuanto a Mogadiscio, los problemas de acceso se relacionan con la seguridad del personal de MSF: en la capital, la situación es extremadamente volátil y el trabajo en ciertos barrios se está viendo dificultado por brotes esporádicos de violencia.
En Mogadiscio, los equipos médicos de MSF hacen frente a una combinación mortal de sarampión y desnutrición aguda, que está afectando principalmente a los niños. En las dos últimas semanas, MSF ha instalado dos centros de nutrición terapéutica con capacidad para 145 niños. Más de 100 niños severamente desnutridos y con complicaciones médicas han sido ya ingresados en estos centros, que ofrecen cuidados intensivos las 24 horas del día. En uno de estos centros, el 38 % de los niños con desnutrición ingresados la semana pasada han sido además diagnosticados con sarampión.
Además, varios equipos móviles de MSF han establecido centros ambulatorios de nutrición terapéutica, con el fin de tratar a niños con desnutrición severa que no presenten complicaciones médicas. Desde el pasado 8 de agosto, equipos adicionales de la organización han vacunado contra el sarampión a más de 16.000 niños.
Los equipos móviles de MSF también han tratado a muchos pacientes con infecciones respiratorias, infecciones cutáneas y cólera. El pasado 25 de agosto, MSF abrió un centro para el tratamiento del cólera, en el que han sido ya atendidas 22 personas.
En Mogadiscio, como en el resto de Somalia, es necesario incrementar la respuesta para que la asistencia llegue a una población que sufre una de las peores crisis que se dan en el mundo en la actualidad.