En los últimos días, entre 25,000 y 40,000 personas han abandonado la zona de conflicto, conocida como el Vanni, pero decenas de miles de personas siguen atrapadas en medio de los enfrentamientos entre las fuerzas del gobierno y los Tigres de Liberación del Eelam Tamil.
En las últimas 36 horas, cirujanos de Médicos Sin Fronteras (MSF) junto con personal del Ministerio de Salud, han estado trabajando sin parar para atender a más de 400 heridos de guerra que han llegado al hospital de Vavuniya, en la zona controlada por el gobierno en el norte de Sri Lanka.
Este número supone el doble de pacientes atendidos anteriormente en una semana entera. La mayoría de las heridas son provocadas por metralla y minas. Al hospital y los campos gestionados por el gobierno en Vavuniya llegan autobuses llenos de gente de la zona de conflicto. Los autobuses siguen llegando y descargando cadáveres ya que muchos heridos han muerto por el camino, cuenta Karen Stewart, responsable de salud mental de MSF que trabaja en Vavuniya. Más de 30 heridos murieron durante su traslado al hospital el lunes 20 de abril.
En los últimos días, entre 25,000 y 40,000 personas han abandonado la zona de conflicto, conocida como el Vanni, pero decenas de miles de personas siguen atrapadas en medio de los enfrentamientos entre las fuerzas del gobierno y los Tigres de Liberación del Eelam Tamil (LTTE, por sus siglas en inglés).
«Casi todo el mundo ha dejado a alguien en la zona de conflicto explica Karen. A veces incluso puedes oír los bombardeos de Vavuniya así que saben lo que está pasando en el Vanni. Alrededor del 85% de la gente con quien he hablado ha sido testigo de cosas terribles como estar en un bunker y que, de repente, un proyectil entrara y matara a la mitad de la gente que estaba en el búnker. Otra persona con quien hablé me dijo cómo una vez se fue a buscar agua y cuando volvió, todo el mundo en el búnker estaba muerto.
Hospital saturado
Pese a esfuerzos de MSF y el personal del Ministerio de Salud, el hospital de Vavuniya está completamente saturado. Sólo en el mes de marzo, el 90% de las 800 operaciones llevadas a cabo por los cirujanos de MSF y del Ministerio de Salud en el hospital de Vavuniya se realizaron a gente herida por balas o metralla. Hay más de 1.200 pacientes y hay capacidad para unos 400. Es caótico, cuenta Karen Stewart se han juntado las camas y se ha formado una cama enorme. En vez de tener una persona por cama hay dos. Y hay gente en el suelo, debajo de cada cama. También hay gente fuera, en los pasillos, tumbados en esteras.
A la gente que llega de la zona de guerra se la está ubicando en campos temporales gestionados por el gobierno en Vavuniya. Éstos están llegando a su máxima capacidad rápidamente. Las familias están hacinadas. En ocasiones, una familia entera tiene que vivir en el espacio de un sofá. No hay libertad de movimiento entre los campos y sólo una minoría tiene información sobre sus seres queridos, que podrían estar en otros campos. Esto dice Karen es una de las mayores causas de angustia. Llegan heridos, perdidos y muy delgados y son emplazados en un campo que no pueden dejar y desde donde no pueden llamar a su familia. No tienen comunicación, no tienen nada. Puede haber un matrimonio en dos campos separados y no lo saben.
MSF pide a las partes del conflicto que permitan a las agencias humanitarias independientes dar asistencia médica a los heridos en el Vanni y a evacuar a los heridos a los hospitales. Decenas de miles de civiles siguen atrapados en la zona de guerra, es responsabilidad de ambas partes encontrar una solución para que los civiles estén seguros y tengan acceso a la asistencia médica.