Recientemente, a causa del conflicto en Sudán, más de 140.000 personas desplazadas, en su mayoría mujeres, niños y niñas, han llegado al estado del Nilo Blanco después de huir de Jartum.
Ahora, estas personas desplazadas por el conflicto enfrentan grandes necesidades no satisfechas de alimentos, refugio, atención médica y agua y saneamiento en 10 campos de acogida, que actualmente albergan a unas 387.000 personas, según las autoridades locales.
Nuestros equipos, que trabajan en algunos de estos campos, están desbordados con decenas de nuevos casos sospechosos de sarampión y desnutrición que surgen todos los días entre los niños y niñas.
© Ahmad Mahmoud/MSF.“Cada día llega más gente, y los números van en aumento. A su vez, esto aumenta la necesidad de ofrecer mejores servicios de salud, alimentos y refugio”, afirma Alí Mohammed Dawoud, responsable de nuestras actividades médicas.
¿Qué pasa hoy en Sudán?
El conflicto de Sudán, que comenzó el 15 de abril, dura ya más de 10 semanas. Durante todo este tiempo se han producido intensos combates entre las Fuerzas Armadas de Sudán y las Fuerzas de Apoyo Rápido en Jartum y otras partes del país.
Desde el comienzo del conflicto, los hospitales y centros de salud han tenido serias dificultades para seguir funcionando debido a su proximidad a los combates o a la imposibilidad de los equipos médicos de llegar a ellos debido a la intensidad del conflicto.
En la última actualización del Sindicato de Médicos de Sudán, se afirmaba que 60 de los 89 hospitales principales de Jartum (67%) están fuera de servicio. Sólo 29 hospitales funcionan total o parcialmente, y corren el riesgo de cerrar debido a la escasez de personal médico, suministros, agua y electricidad.
Asimismo, los saqueos y ataques contra la asistencia sanitaria no paran de crecer desde que inició el conflicto:
- 162 vehículos de organizaciones humanitarias fueron robados
- 61 oficinas y 57 almacenes han sido saqueados
- 17 hospitales fueron bombardeados, 21 han sido evacuados por la fuerza
- 11 ambulancias han sido atacadas
De acuerdo con el Ministerio de Salud de Sudán, más de 1.000 personas han muerto y más de 11.700 han resultado heridas en todo el país desde el comienzo del conflicto. Sin embargo, las cifras reales podrían ser mucho más elevadas.
Sumado a ello, muchas escuelas han tenido que cerrar debido al conflicto. Algunas están siendo utilizadas como refugios por los desplazados internos. La Organización de las Naciones Unidas (ONU) ha advertido de que los niños y niñas sin escolarizar corren un mayor riesgo de ser reclutados por grupos armados y de sufrir otros problemas de protección.
Si la situación no cambia y no se garantiza el acceso de ayuda humanitaria en la región, habrá una pérdida de vidas aún mayor.
¿Cuántas personas han huído del conflicto?
En poco más de tres meses de intensos combates en Sudán, más de 2.5 millones de personas se han visto desplazadas por los combates, según afirma la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Asimismo, más de 2.1 millones de personas han buscado refugio dentro de Sudán. Muchas de ellas se han resguardo en edificios públicos o duermen a la intemperie expuestas a los desafíos de las calles.
Según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), el estado del Nilo Blanco, junto con Darfur Occidental, Río Nilo y los estados del norte, son las zonas que registran un mayor número de desplazados.
El conflicto no tiene visos de terminar por el momento, por lo que es necesario que lleguen más suministros y más personal médico a las zonas más necesitadas para garantizar que las personas que están sufriendo los efectos de la violencia o que han resultado heridas tengan acceso a una atención médica que pueda salvarles la vida.
La salud en los campos de refugiados
En junio, nuestros equipos comenzaron a apoyar tres clínicas del Ministerio de Sanidad para brindar atención médica primaria en los campos de refugiados de Um Sangour y Al Alagaya, así como en Khor Ajwal, que alberga a sudaneses desplazados del estado del Nilo Azul.
Más recientemente, también comenzamos a apoyar el centro de alimentación terapéutica en el hospital del campo de refugiados de Al Kashafa, donde están ingresados unos 50 niños y niñas con desnutrición grave, algunos de los cuales han sido derivados de otros campos de refugiados.
Um Sangour -un campo destinado a albergar a unas 30.000 personas- acoge ahora a más de 70.000. Las necesidades son enormes y van en aumento en estos campos de refugiados superpoblados.
“Las enfermedades más comunes que afectan a la comunidad aquí, especialmente a los niños y niñas menores de 5 años, son el sarampión, la neumonía y la desnutrición”, comenta Alí.
“El número de muertos ya era alto cuando llegamos. Recibimos una media de 15 a 20 casos sospechosos de sarampión al día, con seis muertes registradas en la primera semana.
Trágicamente, la mayoría de los fallecidos eran niños y niñas menores de 5 años. Junto con el Ministerio de Sanidad hemos establecido un centro de aislamiento para brindar a estos niños la atención necesaria.»
© Ahmad Mahmoud/MSF.“Actualmente realizamos una media de 300 a 350 consultas diarias, incluidos de 30 a 40 casos sospechosos de sarampión”, continúa Ali. “También tenemos una sala de parto para mujeres embarazadas y asistimos uno o dos partos al día y hacemos entre 20 y 30 consultas de atención prenatal para mujeres embarazadas. Nuestros servicios de inmunización de rutina alcanzan a entre 30 y 40 niños y niñas al día”, concluye.
Vacunación masiva contra los brotes de sarampión
Durante varias semanas, hemos estado abogando ante las autoridades sanitarias locales para movilizar las vacunas contra el sarampión disponibles, que ya se encuentran en el país, y poder así llevar a cabo una vacunación masiva de niños en el estado del Nilo Blanco.
Al mismo tiempo, para ampliar las actividades médico-humanitarias, necesitamos un aumento significativo de personal, incluidos más especialistas internacionales, dado que los equipos que trabajan in situ están sobrecargados y agotados.
El conflicto actual ha dejado a Sudán sin capacidad de laboratorio para identificar brotes de enfermedades. Al otro lado de la frontera, en las localidades de Renk y Malakal de Sudán del Sur, se ha confirmado un brote de sarampión entre las personas que huyeron del conflicto. Se estima que más de 100.000 personas ya han cruzado la frontera de Sudán a Sudán del Sur.
Entre los pacientes de sarampión que tratamos y examinamos en Malakal, el 90% no está vacunado, lo que muestra que ha habido una interrupción en los programas de vacunación de rutina en Sudán.
“El sarampión se está cobrando vidas rápidamente. La fiebre está resultando letal. Si alguien se enferma por la mañana, a menudo no sobrevive hasta la noche”, cuenta Philip, un joven que espera con su hermana y su hija en una de las clínicas del estado del Nilo Blanco.
El conflicto en Sudán pone en grave peligro la salud de la población local
La estación anual de lluvias ya ha comenzado, lo que puede provocar un aumento de enfermedades transmitidas por el agua, como el cólera y la malaria, que es endémica en la zona.
En estos campos de acogida superpoblados, las personas tienen pocas opciones para mantenerse a sí mismas o a sus familias y dependen completamente de la asistencia. Algunos han recibido algunos alimentos a través de refugiados y familiares que ya vivían en los campos antes del estallido del conflicto actual.
A medida que llegan más personas que huyen del conflicto, urge aumentar la ayuda humanitaria, incluyendo el apoyo nutricional y la provisión de refugio, alimentos, agua potable, saneamiento y vacunas contra el sarampión para frenar un brote.
Esto requiere urgentemente más personal, incluido equipos sanitarios con experiencia en la gestión de este tipo de crisis y emergencias, y asegurar rutas de suministro más cortas que lleguen directamente al estado del Nilo Blanco desde el extranjero.
Seguimos comprometidos a proporcionar la asistencia sanitaria que tanto necesita la población de Sudán, especialmente en estos momentos tan difíciles.
Por ello, reiteramos nuestro llamamiento a todos los que participan en la violencia para que respeten las obligaciones que les impone el derecho internacional humanitario de garantizar la seguridad del personal médico y las instalaciones sanitarias, permitir el paso seguro de nuestros equipos, ambulancias y civiles en busca de atención sanitaria, y facilitar el movimiento de quienes prestan asistencia humanitaria.