Se estima que 120.000 personas han huido de los enfrentamientos en el condado de Pibor y sus alrededores, en el estado de Jonglei en Sudán del Sur, y están ahora escondidas en pantanos infestados de malaria, lo que supone un peligro para su salud. Además, carecen de acceso a agua potable limpia, ni a atención médica, afirma Médicos Sin Fronteras (MSF). El gobierno de Sudán del Sur debe permitir la asistencia humanitaria inmediata a estas zonas para impedir que mueran miles de personas, añade MSF.
Este último mes, muchos de los desplazados han huido al monte para ponerse a salvo en medio de intensos combates entre el Ejército de Sudán del Sur (SPLA) y la milicia armada David YauYau. El momento álgido de los combates coincidió con la destrucción de instalaciones médicas de todo el condado, incluido el pillaje sistemático del hospital de MSF en la ciudad de Pibor a finales de mayo, y el rechazo por parte del SPLA a ofrecer las garantías de seguridad necesarias para facilitar la provisión de asistencia humanitaria a los desplazados.
Se requiere una acción inmediata para evitar una catástrofe, declara el Dr. Bart Janssens, director de operaciones de MSF. La zona en el condado de Pibor donde se esconde la población se inundará durante la inminente estación de las lluvias y no será un sitio en el que las personas puedan sobrevivir. Por el momento, no podemos contactar con las personas que se esconden en el monte. La estación de las lluvias ya ha empezado y MSF sabe por experiencia que en Jonglei sin atención médica las tasas de mortalidad se dispararán rápidamente y morirán de neumonía y otras enfermedades respiratorias, malaria y diarrea. Además a partir de junio, en las comunidades empieza a escasear la comida antes de la recolección de la próxima cosecha.
La población desplazada ha huido de las principales ciudades en el condado de Pibor por miedo a que les confundan con miembros de los grupos rebeldes o a quedar atrapados en medio del fuego cruzado. La falta real o percibida de distinción entre civiles de la comunidad Murle y combatientes no hará más que incrementar el riesgo de enfermedad y muerte para una población que vive presa del miedo en medio de la violencia y el desplazamiento, advierte MSF. Casi toda la comunidad Murle del condado de Pibor vive incomunicada sin acceso a ningún tipo de asistencia.
Como los dos únicos hospitales en el condado de Pibor, en Boma y Pibor, han sido objeto de saqueos y vandalismo, la única asistencia médica disponible la dispensa MSF en un puesto de atención primaria muy básica en Gumuruk. De enero a marzo, el hospital de Pibor trató a 3.000 personas y proporcionó atención quirúrgica a más de 100 personas con heridas de guerra, incluidos soldados del SPLA.
Repetidas peticiones por parte de MSF a las autoridades para poder viajar a estas ciudades a prestar asistencia a la población que se esconde en el monte han sido denegadas. Recientemente MSF fue informada de una forma un tanto ambigua por parte de altos mandos del SPLA que hasta que el gobierno no se hiciese con esas zonas no se permitiría que la organización se desplazase a zonas controladas por la oposición a dispensar atención médica, ni se adentrase en el monte para evaluar las necesidades de los desplazados.
Los equipos de MSF están preparados para reanudar y ampliar sus actividades médicas para todas las personas que lo necesiten independientemente de la comunidad a la que pertenezcan, pero las autoridades de Sudán del Sur deben permitir la provisión sin trabas de asistencia humanitaria a los desplazados, concluye el Dr. Janssens. Todas las partes en el conflicto deberían respetar las instalaciones médicas, al personal sanitario y a los pacientes. No hay que subestimar la urgencia de esta demanda. Las personas viven como desplazadas en una zona que muy pronto estará inundada bajo un metro o más de agua.