A un año de su nacimiento, que se cumplió el 9 de julio, la situación en Sudán del Sur, la nación más nueva del mundo es crítica.
La organización médico-humanitaria alerta de que la tasa de mortalidad general en Jaman, uno de los campos de refugiados del estado del Alto Nilo, en Sudán del Sur, duplica prácticamente el umbral de emergencia. El campo en el que se ha llevado a cabo la encuesta epidemiológica rápida de la que se obtienen estos resultados alberga a más de una cuarta parte de los aproximadamente 120.000 refugiados procedentes del estado sudanés del Nilo Azul, que comenzaron a huir del país vecino a finales de 2011 y que se han instalado en esta zona del noreste del país.
El estudio fue llevado a cabo antes de que las intensas lluvias de los últimos días inundaran la región, incrementando peligrosamente el riesgo de contraer enfermedades para unos refugiados que ya están muy debilitados. De repetirse ahora, las tasas de mortalidad serían incluso más preocupantes que las que hoy se dan a conocer.
Estas personas han huido de la violencia en Sudán y han hecho un largo y duro viaje en busca de seguridad. Por el camino han perdido a miembros de sus familias y a muchos amigos, y los que han logrado llegar a Sudán del Sur han tenido que instalarse en unos campos de refugiados cuyos terrenos se encuentran ahora mismo completamente inundados. Todas estas personas se ven expuestas a morir a causa de enfermedades que serían prevenibles si tuvieran unas mejores condiciones de vida, afirma Tara Newell, coordinadora del equipo de emergencias de MSF en Jamam.
La mayoría de los refugiados han vivido desgarradores episodios de violencia en Sudán y han soportado terribles condiciones durante los últimos meses. Muchos han llegado ya enfermos o muy débiles hasta el estado sursudanés del Alto Nilo y, una vez allí, se han encontrado con que el lugar de acogida que se ha habilitado para ellos es totalmente inadecuado. La tierra, yerma y arcillosa en la estación seca, se convierte en un barrizal pantanoso en la estación de lluvias, del que solo sobresalen algunos islotes de terreno seco. La dificultad para localizar lugares donde excavar pozos es enorme, los refugios son inadecuados y las condiciones de saneamiento son completamente deficientes. Y por si fuera poco, con la crecida de las aguas dentro de los campos, la situación no ha hecho más que empeorar.
El pasado jueves 28 de junio, las intensas lluvias inundaron la mayor parte del campo de Jamam. Las letrinas se han desbordado y han contaminando el agua embalsada, que ya no es apta para el consumo humano, así que el problema de la escasez de agua potable es cada vez más grave. Además, muchos de los residentes del campo, incluso niños, duermen con la ropa mojada bajo mantas empapadas, lo que aumenta su vulnerabilidad a la hipotermia, explica Newell.
En las dos últimas semanas, los equipos médicos de MSF en Jamam han tratado a más de 2.500 personas por enfermedades diarreicas y respiratorias, malaria y desnutrición. A medida que aumentan las lluvias, cada vez hay más personas con malaria e hipotermia, insiste Newell. Si estas condiciones perduran, las consecuencias serán desastrosas.
Los resultados preliminares de la encuesta llevada a cabo por MSF durante la semana del 18 de junio revelan que la tasa de mortalidad infantil en Jaman es de 2,8 muertes por 10.000 niños al día, superando el umbral de emergencia establecido en 2/10.000/día. La tasa bruta de mortalidad en el campo (mortalidad general) es de 1,8 muertes por 10.000 personas al día, una cifra que es incluso más negativa que la anterior, pues el umbral de emergencia en este caso está situado en 1/10.000/día.
Todo esto se traduce en que solo en el campo de Jaman, donde viven unas 35.000 personas, están muriendo casi 10 niños al día y dos de cada tres muertes se están produciendo a causa de diarreas.
Las lluvias también agravan la falta de higiene en los campos, convirtiéndolos en terreno abonado para la propagación de enfermedades. Además, las carreteras inundadas están dificultando el transporte de materiales y de personal humanitario. Hay que mejorar urgentemente el estado de las carreteras y las pistas de aterrizaje para facilitar el transporte de personal y suministros indispensables para asistir adecuadamente a una población vulnerable y exhausta, explica Newell.
Las condiciones de vida en Jamam son inaceptables Es necesario que toda las agencias y organizaciones implicadas, encabezadas por el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), aúnen sus esfuerzos para encontrar una solución. Y deben hacerlo de manera urgente, porque de lo contrario solo podrá hablarse de más muerte y más miseria, concluye la coordinadora de emergencias de MSF.
MSF asiste a los refugiados en el estado del Alto Nilo desde noviembre de 2011, gestionando hospitales, organizando clínicas móviles, abriendo centros de nutrición terapéutica intensiva y realizando campañas de vacunación de sarampión. Los equipos llevan a cabo más de 6.000 consultas a la semana en distintos campos y distribuyen artículos de primera necesidad (plástico para cobijo, mantas, bidones, etc.). También han instalado puntos de distribución de agua y de rehidratación a lo largo de la ruta hacia los campos, controlan las tasas de morbi-mortalidad entre los recién llegados, y prestan atención de urgencia a los refugiados durante el trayecto de la frontera a los campos.