“Hay momentos con pacientes que siempre se mantendrán en mi cabeza.
El año pasado recibí una llamada del equipo en Malakal, un pueblo en un área remota. Había una mujer embarazada que tenía un parto obstruido, una emergencia médica. Necesitaba un parto por cesárea para salvar su vida y la de su bebé. Eso significaba que era necesario trasladarla urgentemente al hospital de MSF en Agok, en el Área Especial Administrativa de Abyei, a más de 300 kilómetros de distancia.
Coordinamos el vuelo. Después, coordinamos uno más para traerla a ella y a su bebé sanos y salvos a casa.
Los sentimientos que expresan las y los pacientes y la satisfacción que sientes después de lograr un vuelo de vida o muerte es mayor a lo que cualquiera podría imaginar. Este es el tipo de atención con el que jamás habían soñado, y el equipo la proporciona de forma gratuita.
© Verity Kowal/MSF.
Soy una coordinadora de vuelo adjunta para Médicos Sin Fronteras. La coordinación de vuelos involucra crear itinerarios, servir como despachadora y tener en mente muchos aspectos sobre la logística de aviación.
Siempre me he interesado en los aviones. Cuando era niña, volteaba a ver el cielo con asombro. Pero mis padres tenían otras ideas. Soy de Kenia y mi padre quería que entrara a conservación de la vida animal, mientras mi madre quería que yo fuera banquera. Afortunadamente, después de un tiempo, cambiaron su parecer. Mi padre me dijo que mientras fuera feliz podía perseguir cualquier carrera que escogiera.
Así que me entrené en aviación, me especialicé en operaciones y coordinación, además de seguridad y calidad.
Mi trayecto hacia Médicos Sin Fronteras
Estaba trabajando con una compañía de aviación local en Nairobi cuando recibí una petición de MSF. Necesitaban un avión para cargar suministros médicos. Con el paso del tiempo, empecé a tener más peticiones de la organización. Fue entonces cuando me di cuenta de que MSF tenía sus propios aviones y eso me puso a pensar…
Quería trabajar en una organización que busca mejorar las vidas de las personas. Vi a personas trabajando en diferentes organizaciones que ponen una sonrisa en la cara de las personas, como mi hermana, quien hizo un voluntariado con un grupo local que hacía campañas de recaudación de fondos para pagar las cuotas escolares de niñas y niños.
En 2019 apliqué para trabajar en Médicos Sin Fronteras y en junio de ese año entré al equipo. Desde entonces, he hecho cuatro misiones como coordinadora de vuelos en Sudán del Sur; así como en Goma, en la República Democrática del Congo.
Lo esencial
En Sudán del Sur, nuestros equipos proporcionan tratamiento médico que salva vidas. Esto significa responder al brote de enfermedades; hacer campañas de vacunación; llevar servicios especializados para madres, niñas y niños, y llevar servicios de salud hacia las comunidades.
La planeación es esencial para todas estas actividades. La transportación vía terrestre es limitada por la falta de infraestructura, inseguridad e inundaciones por la temporada. Actualmente trabajo en Viejo Fangak, una ciudad de ríos que no tiene automóviles ni caminos, solo botes y una pista de aterrizaje.
En adición a transferir pacientes, nuestros aviones aseguran que el equipo médico y sus suministros puedan llegar a las personas en necesidad.
Respuesta de emergencia
Algo que nunca olvidaré sucedió en febrero 2021, cuando las inundaciones en los estados de Jonglei y Unidad obligaron a que las personas salieran huyendo de sus casas. La mayoría no tenía nada: ni siquiera los objetos esenciales para vivir, así que MSF coordinó vuelos con estos elementos, incluyendo casas de campaña y mantas, y también servicios médicos.
Los enfrentamientos violentos son una parte cotidiana en unas áreas del país, esto puede llevar a que muchas personas sean heridas y necesiten de atención médica urgente al mismo tiempo. Yo juego un importante papel en estas circunstancias. Durante los enfrentamientos a principios del año en Agok tuve la tarea de trasladar a pacientes a otros hospitales de MSF, así como facilitar evacuaciones del personal en áreas de riesgo.
En el fondo…
A pesar de la emoción que me da la coordinación de vuelos, Sudán del Sur es un contexto complicado y los estándares de aviación son bajos. Las pistas de aterrizaje en la región están rodeadas de arbustos y el control de tráfico aéreo no está en su mejor momento.
Una cosa que mantiene mi trabajo particularmente interesante es que es una industria dominada por los hombres. Ser una mujer en logística, y especialmente en aviación, no es una tarea que enfrento con facilidad, pero intento hacerlo con coraje y determinación.
Lo que es una realidad es que mi trabajo, constantemente, me da momentos que nunca olvidaré. En una ocasión tuve que llevar a un niño de regreso a su familia después de un mes en el hospital. Recuerdo lo emocionados que estaban. Ver la felicidad en los rostros de su familia y de otras personas a las que servimos es lo que me mantiene con ánimos de seguir«.