Desde enero de 2017, han llegado a Uganda más de 230.000 sudaneses del Sur, huyendo de la escalada de violencia generada por varios grupos armados de la región ecuatorial, y todos necesitan ayuda humanitaria inmediata.
En muchas regiones del mundo, la discriminación hacia las trabajadoras sexuales limita su acceso a la atención médica y psicoemocional. Todas las personas tienen derecho a una salud sexual y reproductiva libre de miedos y exclusiones.
Refugios precarios, falta de estatus legal, campos sobrepoblados, son algunas de las situaciones con las que aún tienen que convivir los rohingyas refugiados en Bangladesh luego de un año de la huida forzosa de Myanmar.
“La policía nos despierta en medio de la noche para que nos vayamos. Les respondemos ‘Irnos, ¿pero a dónde?’ y contestan ‘No lo sé, solo váyanse”, explica uno de ellos. La situación es insoportable: necesitan servicios básicos y una solución urgente.
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