Nyarugusu, 22 de julio de 2015. Médicos Sin Fronteras (MSF) alerta de que Nyarugusu está al límite de su capacidad. Este campo tanzano que acoge a decenas de miles de refugiados burundeses que han huido debido a la ola de disturbios y violencia que afecta a su país “ha llegado a un punto de ruptura«, según Sita Cacioppe, responsable de Emergencias de MSF. Los servicios de alimentos, agua, refugio y atención médica del campo se encuentran sobrecargados ante la afluencia masiva de personas.
Se calcula que cada semana entre 2000 y 3000 personas cruzan la frontera de Burundi y Tanzania, un éxodo que muchos hacen a pie, al amparo de la oscuridad y sin apenas pertenencias. Se estima que Nyarugusu acoge en la actualidad a 78.000 burundeses, que se suman a los 64.000 refugiados congoleños que viven allí desde 1997, cuando se creó un campo cuya capacidad inicial era de 50.000 personas.
“La gente sobrevive durante meses en refugios colectivos, habilitados teóricamente como zonas de tránsito, mientras esperan una tienda de campaña«, advierte Cacioppe. “Nuestros equipos han visto a más de 200 personas refugiadas en una tienda de campaña de apenas 8 x 22 metros, lo que es menos de un metro cuadrado de espacio por persona”, denuncia.
Tras un brote de cólera que tuvo lugar el pasado mes de mayo, MSF puso en marcha un centro de tratamiento de esta infección. Desde entonces, sus equipos han vacunado a más de 107.000 personas contra el cólera, y están distribuyendo diariamente 270.000 litros de agua potable en cinco puntos del campo.
Además, junto a la Cruz Roja tanzana, los equipos de MSF han puesto en marcha varias clínicas móviles para garantizar asistencia sanitaria básica a los refugiados y organizar la referencia de los casos más graves al hospital. La mayoría de consultas médicas se deben a casos de malaria, diarrea e infecciones del tracto respiratorio, debido al polvo y a las bajas temperaturas nocturnas. En el hospital del campo, gestionado por la Cruz Roja de Tanzania, un equipo de MSF ha puesto en marcha un centro de alimentación terapéutica de 30 camas para menores que sufren de desnutrición aguda con complicaciones.
«Los refugiados necesitan desesperadamente nuevos espacios para poder asentarse y servicios básicos para que puedan vivir una vida más digna«, concluye Cacioppe.