Casi al final del segundo día de la clínica móvil comunitaria, organizada específicamente para trabajadoras del sexo en Nsanje, Malaui, llega una tímida joven llamada Isabella*. Ella y dos de sus amigas se han hecho los análisis del VIH y Isabella ha dado positivo. Después de ofrecerle asesoramiento y de animarle para que empiece el tratamiento antirretroviral (TAR), Isabella finalmente admite a su consejera que ya sabía que era seropositiva. Se había saltado dos citas en la clínica de TAR del hospital y después de esto no se había atrevido volver. En su lugar, está tomando píldoras de sus amigas, que les coge, con o sin permiso, para seguir su medicación. Con mucho miedo, ha venido a nuestra clínica en busca de ayuda.
La Clínica Móvil Comunitaria para trabajadoras del sexo es parte del nuevo modelo de atención que MSF dispensa en Nsanje, el distrito en el extremo sur de Malaui. Según estimaciones oficiales, la prevalencia de VIH entre las trabajadoras del sexo en Nsanje alcanza un alarmante 82%. Se trata de un porcentaje aún alto que la prevalencia nacional, que es del 71%. Sin una respuesta local dirigida a este colectivo y con un suministro de preservativos siempre escaso, las trabajadoras del sexo son un conductor de nuevas infecciones del VIH.
No solo no existe una respuesta especial a las necesidades de este grupo tan vulnerable, sino que las mujeres se sienten estigmatizadas cuando acuden a las consultas, especialmente las especializadas en el tratamiento de enfermedades de transmisión sexual (ETS), donde sienten que no se las respeta, explica Risa Turetsky, enfermera móvil de MSF en Nsanje. Se sienten estigmatizadas por otros pacientes y a veces incluso el personal de la clínica las trata mal. Esto disuade a la mayoría de mujeres de acudir a nuestros servicios, lo cual es trágico e inaceptable, si se consideran las necesidades sanitarias de este grupo.
Para mejorar el acceso y la aceptación de la atención y promover el uso consistente de condones y de ARVs, MSF está implementando un nuevo enfoque. A través del mismo, las Clínicas Móviles Comunitarias están vinculadas a las consultas mensuales en el centro de salud específicas para trabajadoras de sexo, y son gestionadas por enfermeras y consejeras del Ministerio de Sanidad formadas para saber tratar debidamente a ese colectivo. Las clínicas proporcionan condones y Tratamiento como Prevención, lo que significa que tratan a todas las trabajadoras de sexo VIH positivas independientemente del estadio de su enfermedad para que sean menos infecciosas y de esta forma prevenir nuevas infecciones.
A finales de junio de 2013, el primer grupo de profesionales sanitarias formadas para tratar a trabajadoras del sexo estuvo preparado y se han llevado a cabo ya dos clínicas móviles. La respuesta ha sido muy positiva, con un aumento del número de visitas a trabajadoras del sexo del 150% entre la primera y la segunda clínica, y con comentarios al personal sobre lo cómodas que las hacen sentir. La primera clínica móvil se centró en el tratamiento de las ETS y reveló una chocante tasa de sífilis del 66% entre las trabajadoras del sexo visitadas. El equipo trató a todas las trabajadoras del sexo para ETS sintomáticas. Aunque sencillo, uno de los mayores aportes de MSF es el suministro de preservativos a las trabajadoras del sexo, considerando las complicaciones que afronta el distrito para mantener un suministro regular de los mismos, llevando a que no estén disponibles incluso para estas mujeres. La clínica está gestionada conjuntamente entre MSF y el Ministerio de Sanidad de Nsanje. MSF se centra en la capacitación del personal, pues la intención es que el Ministerio de Sanidad gestione la clínica de forma independiente en el futuro.
La consejera formada recientemente consiguió encontrar a Isabella cuando no acudió a su siguiente visita. Al ser de la misma aldea, pudo dar con ella sin muchas dificultades. Nuestro modelo de atención anima a las trabajadoras del sexo a sentirse cómodas con el personal que está ahí para ayudarles, explica Turetsky. Este personal gestionará la clínica en el hospital una tarde al mes, empezando en agosto, centrándose específicamente en ellas para evitar el estigma y un trato irrespetuoso. Con el personal a cargo de las consultas en el centro de la ciudad de Nsanje, MSF pretende ampliar estos servicios a todo el distrito para ayudar a trabajadoras del sexo como Isabella a preservar su salud mediante la toma continuada de ARVs y disminuir la transmisión del VIH en general.
Además de planes inmediatos de ampliar el proyecto a cuatro regiones comerciales más del distrito con un gran número de trabajadoras del sexo, MSF tiene por objetivo ampliar este enfoque a la región sudafricana, donde las trabajadoras del sexo deben enfrentarse a los mismos retos. Para tener un impacto sobre la epidemia e intentar reducir la propagación del virus, tenemos que empezar a prestar atención a grupos clave como las trabajadoras del sexo, concluye Rodd Gerstenhaber, coordinador de MSF en Malaui. Hay muchas mujeres como Isabella ahí afuera y no podemos permitirnos que por culpa de un sistema de salud deficiente sean relegadas al olvido.
* Isabella es un nombre supuesto para proteger su identidad