Entrevista con Olivia Gayraud, enfermera de urgencias francesa, que actualmente es la coordinadora general de MSF en Puerto Príncipe, la capital del país
Por MSF
Olivia Gayraud ayudó a abrir el programa médico-quirúrgico de urgencias de Médicos Sin Fronteras en el hospital de St. Joseph en Puerto Príncipe en octubre 2004. El programa, con una capacidad de 55 camas, se trasladó al hospital de Trinidad en diciembre de 2006 y el pasado mes de marzo, Gayraud pasó a ser la coordinadora general del proyecto, que incluye tratamiento médico y apoyo en la salud mental para víctimas de la violencia sexual.
Entre enero de 2005 y agosto de 2007, el programa trató a 557 mujeres víctimas de violaciones, muchas de las cuales además habían sido sometidas a otros horrores. En un 68% de los casos hubo más de un agresor, aproximadamente un 28% de las víctimas fueron golpeadas, por lo menos un 14,5% fue víctima de robos, y cerca de un 6% fueron secuestradas.
Las mujeres que sobreviven a estas terribles experiencias puedan quedar emocional y físicamente destrozadas, afirma Gayraud, y muchas nunca acuden en busca de tratamiento de ninguna clase. Ella y su equipo están intentando encontrar nuevas formas de llegar a más mujeres.
¿Cómo ha crecido y qué cambios ha experimentado el proyecto de atención a las víctimas de la violencia sexual en Puerto Príncipe desde 2004?
En diciembre de 2004, abrimos la misión para responder al elevado nivel de violencia en Puerto Príncipe, especialmente las heridas de bala. En el centro de trauma, proporcionamos atención quirúrgica de urgencia a heridos de bala y a personas heridas en accidentes de tráfico y domésticos. Muy pronto, quizá al cabo de uno o dos meses de la apertura del centro, empezamos a ofrecer asistencia a las víctimas de la violencia sexual. Al principio fuimos muy despacio, es difícil hacer esto en una ciudad con una población estimada de dos millones de habitantes. Y, como en cualquier país, el estigma es el principal obstáculo para acceder a las víctimas de violaciones.
El primer año, vimos una media de nueve casos de violencia sexual al mes lo que son muy pocos. El segundo año, en 2006, vimos a 19. Y en 2007 y hasta la fecha estamos viendo a 26 cada mes. Pero aunque ahora el número de pacientes ha aumentado, pensamos que todavía hay muchas más. Existen otros centros de salud capaces de hacerse cargo de estas víctimas pero creemos que todavía muchas de ellas no buscan asistencia.
Pretendemos empezar a trabajar fuera de la zona donde estamos ubicados y utilizar promotores comunitarios para atender a esas víctimas. Nos centraremos en los barrios marginales, pero también en otras partes de la ciudad porque la amenaza de violencia no se encuentra solamente en estos barrios.
Y ahora, MSF tiene una nueva estructura dedicada al programa de violencia sexual.
Lo abrimos a finales de mayo. Es una estructura completa con cuatro camas para hospitalizaciones. Empezamos a hospitalizar a las víctimas hace mucho tiempo, pero en el centro de rehabilitación junto con otras víctimas y queríamos darles privacidad y que se sintieran cómodas. Las camas también podían ser utilizadas por personas que habían sido secuestradas.
Tenemos un equipo formado por personal nacional e internacional compuesto de dos comadronas, dos psicólogos, un ginecólogo, y un médico todos ellos disponibles siempre que se les necesita, un coordinador de terreno, un asistente social, un promotor comunitario y una recepcionista.
Hacemos hincapié en que las víctimas de violaciones deben acudir aquí dentro de las primeras 72 horas después de haberse producido la agresión para que puedan recibir el tratamiento antirretroviral profiláctico para reducir el riesgo de transmisión del VIH y antibióticos contra las enfermedades de transmisión sexual.
¿Cuántas víctimas vienen al centro dentro de esas 72 horas recomendadas?
De las 500 víctimas que hemos visto desde que empezamos el programa, casi un 70% viene dentro de las primeras 72 horas después de la agresión, lo cual no está nada mal y seguimos mejorando cada mes que pasa. Esto se debe en parte a que cada vez tenemos acceso a más gente y a una mejor coordinación entre MSF, otras ONG y otras estructuras. Anteriormente, la coordinación era escasa y por tanto la gente no sabía cómo actuar en estos casos.
¿Qué ocurre cuando una mujer acude a MSF tras haber sufrido una violación?
Reciben atención médica y psicológica, y se les ofrece seguimiento. Algunas de ellas tienen que quedarse unos días en el centro por diferentes motivos: por protección o porque han resultado heridas, quizá han sido mutiladas y han tenido que ser sometidas a tratamiento quirúrgico o están traumatizadas y lo mejor es tenerlas en observación.
Otras vuelven a la consulta médica y psicológica una o dos veces o más. En realidad, la mayoría tardan varias semanas en recuperarse. El equipo dice que cuando una mujer sigue acudiendo a las consultas, con el tiempo se puede ver la diferencia. Empieza a cuidarse, a sonreír, y podemos ver que el programa es muy importante para ellas.
Algunas víctimas, tras recibir atención médica y apoyo psicológico, todavía necesitan más ayuda. Han perdido su medio de subsistencia, todas sus pertenencias, durante la agresión, y les resulta difícil empezar de nuevo. Para estas víctimas, acabamos de abrir un nuevo programa. Un pequeño equipo en el hospital intenta encontrar soluciones para aquellas que no pueden regresar a sus hogares o que necesitan ayuda para volver a poner en marcha sus pequeños negocios. Algunas de ellas puede que vivan en la calle y tenemos que poder responder a sus necesidades.
¿Son muchas las víctimas que también han sido secuestradas?
Un gran cambio en estos momentos es que cada vez son más las víctimas que son secuestradas (de las 557 pacientes que MSF trató entre enero de 2005 y agosto de 2007, 33 fueron secuestradas; 15 de éstas en los últimos ocho meses), lo que hace parecer a los agresores más perversos y dominantes.
La mayoría de las víctimas son golpeadas con piedras, quemadas con cigarrillos, y cosas por el estilo. A menudo, bandas entran en una casa durante la noche y roban todas las pertenencias de la familia. Atan al abuelo, al padre, al hijo, a todo el mundo. Y violan a la mujer en la casa. Puede tratarse de una anciana o de una muchacha joven. Y obligan a los hombres a mirar. Esto es lo que vemos que ocurre con más frecuencia estos días.
¿Cómo trata la sociedad en Haití a las víctimas de violaciones?
En cualquier sociedad, en cualquier lugar, la violación es una experiencia profundamente traumática. Aquí no es una excepción y en realidad es muy difícil. Las víctimas generalmente prefieren ocultar la agresión. Sienten vergüenza; hay partes de la cultura aquí en las que los mitos sociales entorno a la violación están muy arraigados. Pero en los últimos meses, hemos podido vislumbrar pequeños signos de cambio. Aunque todavía pocos, tenemos casos que han buscado justicia y sus situaciones han aparecido en los medios como crímenes. Y a mi entender eso es bueno. Pero todavía resulta difícil para muchas chicas. Creo que tienen miedo y cuando se ocultan y sus familias las escoden, son enviadas al bosque y después es un problema encontrarlas. Hubo un caso de una violación en grupo y cuando fuimos a ver a las víctimas, la familia ya había enviado a todas las muchachas fuera de Puerto Príncipe.
¿A qué otros retos os enfrentáis a la hora de ofrecer este tipo de tratamiento en Haití?
Bien, pienso que ahora el programa funciona bien, pero podríamos tratar a más pacientes. Vamos a organizar un equipo móvil que con suerte nos permitirá proporcionar más ayuda. Asimismo, hemos creado una línea telefónica gratuita para recibir llamadas de las víctimas de la violencia sexual, secuestros y otras agresiones. Pueden llamar a MSF durante todo el día y les daremos información y concertaremos una cita. Esto funcionará en varias zonas de la ciudad, y tendremos que informar de su existencia a menudo, pienso que es algo que tenemos que recordar a la población a diario porque quizá las víctimas al principio no nos hagan caso.
Olivia Gayraud empezó a trabajar con MSF en 1998 y ha trabajado en Afganistán, Burundi, Chad, República Democrática del Congo, Timor Oriental, Georgia, Costa de Marfil, Madagascar, Níger, Sri Lanka, Sudán y Uganda.
MSF también gestiona un centro de salud de 75 camas en el hospital de Choscal en Cité Soleil y un centro de salud en Chapi; proporciona apoyo a las estructuras de salud en Petite Riviére centrándose en la salud materno-infantil y gestiona el hospital de Jude Anne de 60 camas en Puerto Príncipe, concretamente en la zona de Delmas donde ofrece atención a las mujeres con poco acceso a la atención sanitaria.