MSF está ofreciendo asistencia con una intervención de emergencia en el campo de Nakivale en el suroeste de Uganda desde febrero. Emiliano Lucero, médico argentino, acaba de regresar del país, donde estaba coordinando el proyecto.
Por Clara Tarrero
Entre octubre de 2008 y enero 2009, unos 20.000 refugiados llegaron desde Congo a Uganda. Canalizados a través de los centros de tránsito de Kabahinda (Kisoro) y Matanda (Inshasha), estos refugiados han acabado en el campo de asentamiento de Nakivale, gestionado por el ACNUR. Este campo existe al menos desde hace 20 años y alberga a unos 30.000 refugiados del este de África. El médico argentino Emiliano Lucero describe el trabajo de MSF en ese contexto.
¿Nos puedes explicar cómo es Nakivale?
Nakivale está situado en el suroeste de Uganda, cerca de la frontera con Tanzania. Se le llama campo de asentamiento más que de refugiados ya que la gente llega con la intención de quedarse. Hay segundas generaciones que han nacido ahí. Cuando llegan, se les da un trozo de tierra donde pueden construir su casa. Empiezan viviendo en tiendas básicas y más tarde se construyen sus casas de barro. Se instalan, tienen servicios, reciben comida y pueden cultivar su tierra, algunos incluso empiezan sus negocios. Es como una ciudad.
Actualmente está cerrado ya que ha llegado al límite de su capacidad con la llegada de 20.000 nuevos refugiados que huyen de Congo.
Hay refugiados de Ruanda, Burundi, Etiopía, Kenia, sur de Sudán… Se les ofrece la posibilidad de ser repatriados a sus países de origen cuando las circunstancias son adecuadas pero la mayoría prefiere quedarse.
¿Nos puedes describir la situación de los recién llegados del Congo?
Llegan de los Kivus, en el norte de Congo, donde los recientes enfrentamientos han forzado a miles de personas a huir. Hay todo tipo de historias, la mayoría de ellos tienen historias horribles. Nos explican cómo han sufrido en el camino a Uganda. Yo les preguntaba en qué momento y por qué habían decidido huir ya que es una decisión muy dura de tomar. Tienen diferentes razones: unos por miedo, otros por esperanza. Algunos se fueron antes de ser atacados; otros han sido atacados o han perdido a sus familias. Por la noche, los ataques son indiscriminados.
¿Por qué MSF ha decidido ir ahora?
Con el influjo masivo de refugiados del Congo, la infraestructura existente no es suficiente. MSF hizo una evaluación que mostró que hay una situación de emergencia en cuanto a suministro de agua a los nuevos asentados de Juru. Hay un suministro de agua que no funciona, con una media de tres litros de agua por persona y día. La calidad del agua es muy sospechosa. Esta agua puede traer muchas enfermedades.
¿Qué está haciendo MSF?
MSF está respondiendo a las necesidades mencionadas arriba con una intervención a corto plazo de cuatro meses que prioriza la provisión de agua potable hasta que los actores responsables traigan soluciones a largo plazo. Hemos construido una planta de agua que ya funciona y estamos contruyendo una segunda. De ahí, el agua se canaliza a los puntos de distribución. Con ello, el suministro de agua está mejorando mucho. Cuando yo llegué, a menudo se suministraba agua sin tratar del lago Nakivale y mucho tanques no tenían agua.
Además, se ha establecido un servicio de salud básico para complementar los servicios ambulatorios que ya existían con cobertura adicional por la noche y durante los fines de semana. Una sala de observación abierta las 24 horas se ha incorporado para gestionar la cobertura por la noche y los fines de semana, y una zona de estabilización se ha puesto en marcha para cubrir las necesidades inmediatas.
¿Cuáles son los principales problemas médicos?
Malaria, diarrea acuosa, infecciones de piel y parásitos intestinales. Básicamente, enfermedades relacionadas con la falta de higiene y de acceso al agua. Hay servicios médicos en el campo, pero el centro de salud más cercano está a unos 30 minutos en coche. Un centro de salud permanente se está construyendo al lado del nuestro y es donde traspasaremos nuestras actividades cuando nos vayamos.