Gabriela Costa Chaves, farmacéutica de la Campaña para el Acceso a Medicamentos Esenciales de Médicos Sin Fronteras (MSF) y encargada de la elaboración del informe anual que publica la organización sobre los precios de los medicamentos antirretrovirales, nos explica el impacto que esta subida puede tener en países como Brasil.
Todos los años, MSF publica el informe ‘Untangling the Web of ARV Price Reductions’ sobre los precios de los medicamentos antirretrovirales, utilizados para tratar el VIH/sida, en los países en desarrollo. Este documento se concibió como una guía práctica para ayudar a gobiernos y otros proveedores de tratamiento antirretroviral a encontrar los precios más asequibles de los medicamentos, así como un medio de dar a conocer las barreras de acceso a los mismos.
Publicando las listas de precios, MSF quiere contribuir a estimular la competencia entre las compañías farmacéuticas y que los precios bajen. El informe también ofrece una visión general de los principales retos, tendencias y avances en el acceso a los antirretrovirales.
Este año, el dato más importante es la brecha creciente entre los precios para los países más pobres y los fijados para los de renta media y baja, donde viven un gran número de personas con VIH/sida. Las farmacéuticas están dejando de ofrecer rebajas estandarizadas a estos países, lo que les obliga a negociar caso por caso. Como resultado, los precios han aumentado.
Gabriela Costa Chaves vive en Río de Janeiro, Brasil, uno de los principales países productores de medicamentos genéricos, y conoce de primera mano el impacto de las nuevas políticas de precios adoptadas por las compañías farmacéuticas en los países de renta media como éste.
¿Es nueva la idea de cobrar diferentes precios por los medicamentos en función del país?
No, las grandes farmacéuticas normalmente establecen precios diferentes para sus medicamentos según el estatus económico de los países. Es lo que se conoce como precios diferenciales. Pero este año, por primera vez, observamos una diferencia increíble entre los precios que ofrecen a los países más pobres y los que exigen a los países de renta media. Así, en el caso del raltegravir, uno de los últimos antirretrovirales que han aparecido en el mercado, Brasil tiene que pagar más de 5.870 dólares americanos por paciente y año. En los países de renta baja el fabricante ha fijado para ese mismo medicamento un precio de unos 1.000 dólares. La diferencia es enorme y podría poner en peligro la sostenibilidad del programa nacional de tratamiento del VIH/sida aquí en Brasil.
Las farmacéuticas sostienen que como Brasil financia desde hace años el tratamiento gratuito de todas las personas que lo necesitan, está claro que cuenta con los recursos para pagar más por los medicamentos que, por ejemplo, países mucho más pobres que carecen de programas nacionales de tratamiento. ¿Es un argumento justo?
No. Que Brasil ofrezca tratamiento antirretroviral (ARV) a todas las personas que lo necesitan no significa que pueda pagar cualquier precio por los medicamentos. De hecho, si está sufriendo muchos de los problemas que van a tener que afrontar todos los países en desarrollo es precisamente por su papel de pionero y líder en la ampliación del acceso al tratamiento del sida.
Brasil ofrece tratamiento gratuito del VIH/sida desde hace 15 años, es decir, los pacientes brasileños son los que llevan más tiempo en tratamiento de todo el mundo. Los medicamentos llamados de primera línea dejan de ser efectivos en estas personas con el paso del tiempo, por lo que cada vez más pacientes han de pasarse a los de segunda línea: nuevos fármacos para el VIH/sida como el raltegravir que cuestan muchísimo más que los antiguos. Lo que pasa aquí en Brasil ya está empezando a suceder en otros países en desarrollo a medida que los pacientes que llevan años medicándose tienen que pasar a tratamientos de segunda línea.
¿Qué hace Brasil para que bajen los precios?
El Gobierno brasileño ha seguido varias estrategias, como la de desafiar directamente a las farmacéuticas a bajar sus precios, basándose en los costes reales de producción de los medicamentos. Brasil fabrica versiones genéricas de algunos fármacos para el sida sin patente, por lo que podía calcular los costes de producción de los medicamentos patentados. Otra estrategia adoptada por el Gobierno ha sido hacer uso de las flexibilidades incluidas en el acuerdo sobre los Aspectos de los Derechos de Propiedad Intelectual relacionados con el Comercio (ADPIC) de la Organización Mundial del Comercio (OMC) para proteger la salud pública, como el uso de licencias obligatorias (1) que permitan una producción local, más asequible, de los medicamentos.
Por ejemplo, en 2007, tras ver que las negociaciones directas sobre precios no avanzaban, el Gobierno brasileño optó por emitir una licencia obligatoria para la producción local del antirretroviral efavirenz. En aquel momento 75.000 personas debían tomar ese medicamento y Brasil calculó que su sustitución por las versiones genéricas supondría un ahorro de 236 millones de dólares en cinco años.
En el caso concreto del raltegravir, ¿cómo espera Brasil reducir el precio de 5.870 dólares por paciente y año?
El Gobierno ha informado que está negociando una transferencia de tecnología con el fabricante para permitir la producción local de raltegravir, con lo que su precio bajaría de los 5.800 a los 4.000 dólares. El anuncio es bastante reciente, por lo que hemos de seguir de cerca las negociaciones. No se trata de una reducción de precio tan importante como las logradas anteriormente con la competencia de fabricantes de otros medicamentos genéricos. Los términos del acuerdo serán cruciales, ya que podría haber otras vías más efectivas de bajar el precio. Desde luego, es importante que los términos de cualquier acuerdo beneficien a los ciudadanos brasileños, pero no sólo eso, ya que las decisiones o medidas que adopte Brasil en el área del acceso a medicamentos servirán de precedente para otros países en desarrollo. Por eso debemos estudiar cómo podrían afectar estos acuerdos a la capacidad de los demás países para acceder a medicamentos clave.
Brasil comparte con muchos otros países, como India, China o Suráfrica, el problema de los precios altos. ¿Comparten también las medidas para combatir esos precios?
Brasil, como otros países, debe asegurarse de que las flexibilidades de los ADPIC como hacer uso de licencias obligatorias que anulan las patentes sirvan para proteger la salud pública y para dar apoyo a todos los Gobiernos que las utilicen. A medio plazo, también debemos poner más en cuestión las aplicaciones de las patentes para evitar que se concedan a medicamentos que no son realmente innovadores.
Esta estrategia ya ha dado muy buenos resultados en Brasil. Por ejemplo, grupos de la sociedad civil (GTPI/Rebrip) y un fabricante público (Farmanguinhos) se opusieron a las patentes del tenofovir, un medicamento clave para el VIH, y ahora está llegando a las farmacias la primera remesa de tenofovir genérico. Brasil también debe presionar a las farmacéuticas para que el Fondo de Patentes de Medicamentos (2) incluya a todos los países en desarrollo.
Estamos en un punto de inflexión en la lucha contra el VIH/sida. ¿Cuál es la importancia de que todas las personas seropositivas de los países en desarrollo puedan acceder a un tratamiento asequible?
Nos enfrentamos a una situación en la que se protegen más ferozmente que nunca los derechos de propiedad intelectual, incluidas las patentes de los nuevos medicamentos, justo cuando la ciencia asegura que el tratamiento ARV también puede prevenir la transmisión del virus. Es decir, estamos en un momento crítico de la lucha contra la pandemia del VIH/sida, una auténtica revolución en la gestión de la enfermedad, por lo que es más importante que nunca que todas las personas que lo necesiten, en todos los países en desarrollo, tengan acceso a los medicamentos antirretrovirales.
(1) Una licencia obligatoria es el derecho que tienen los Estados (reconocido por las normas de comercio internacional del acuerdo sobre los ADPIC de la OMC) de permitir la producción de medicamentos protegidos por patentes por parte de otros fabricantes en aras de la salud pública.
(2) El Fondo de Patentes de Medicamentos es un mecanismo que se creó en 2010 para acelerar el desarrollo de medicamentos asequibles para el VIH/sida. Los fondos de patentes sirven desde hace tiempo para estimular la innovación y la competencia en áreas tecnológicas tan diversas como máquinas de coser, aviones, clonación de animales o compresión de audio. En estos fondos, dos o más titulares de patentes acuerdan compartir su propiedad intelectual entre sí o con terceras partes mediante la negociación de licencias.
Descarga el reporte ‘Untangling the Web of ARV Price Reductions’ (en inglés)