La hambruna se define como una situación que se presenta cuando grandes franjas de una población, tanto adultos como niños, se ven afectadas y mueren debido a una combinación de falta de alimentos y enfermedades provocadas por esta deficiencia. Tasas muy elevadas de desnutrición aguda severa son acompañadas por una mortalidad extrema, como fue el caso de Etiopía en 1984, Sudán del Sur en 1998, Angola en 2002 y más recientemente en zonas remotas del norte de Nigeria en 2016.
Sin embargo, no hemos visto esto en nuestros proyectos en los que tratamos a niños con desnutrición en las gobernaciones de Hajjah, Ibb, Taiz, Amran y Saada. Además, los datos recopilados en los centros de salud que apoyamos en estas áreas no indican focos de hambruna ni de una hambruna inminente.
La directora de la mesa de operaciones de Médicos Sin Fronteras, Caroline Seguin, analiza las recientes advertencias de una hambruna en Yemen, un país que ha estado en guerra durante casi cuatro años.
¿En qué se basan estas advertencias sobre una hambruna?
Es imposible que los actores humanitarios que trabajan en Yemen tengan una visión general de la desnutrición en todo el país. Las agencias de las Naciones Unidas y las ONG no pueden implementar las encuestas de nutrición a gran escala que proporcionarían la información necesaria, porque muchas áreas del país son inaccesibles para ellos. Esto debido a problemas de seguridad, como ataques aéreos y combates, pero también a razones administrativas y políticas, pues el acceso a estas regiones depende de la buena voluntad de las autoridades locales.
Por lo tanto, no hay datos de calidad disponibles para declarar que una hambruna es inminente, al igual que tampoco tenemos idea de la cantidad de muertos, que desde agosto de 2016 se ha mantenido sin cambios en 10.000, un número que se repite sin cesar. La realidad está totalmente distorsionada en Yemen, en parte porque el acceso de los periodistas al país está estrictamente controlado por las autoridades y, por lo tanto, es muy limitado. Los medios de comunicación simplemente replican hechos y cifras difíciles de verificar.
¿Qué están viendo nuestros equipos en el terreno?
En lo que respecta a la desnutrición, en su mayoría vemos niños pequeños con desnutrición aguda severa, a menudo porque dejan de consumir leche materna demasiado pronto o debido a condiciones preexistentes que causan esta enfermedad. Tratamos a estos niños con alimentos terapéuticos altamente nutritivos y usamos medicamentos para tratar las enfermedades preexistentes responsables de la desnutrición.
Pero, hay lugares donde las tasas de desnutrición aguda severa están aumentando. De acuerdo con los datos recopilados en nuestro hospital en Khamer, por ejemplo, ese es el caso en la gobernación de Amran.
Se ha duplicado el número de niños admitidos con desnutrición en septiembre de 2018 en comparación con el mismo mes del año pasado. Pero la situación es diferente en todo el país.
Lo que estamos viendo es un deterioro general de las condiciones de vida de las personas. La población tiene un acceso muy limitado a los centros de salud, ya que han sido destruidos por los combates o abandonados por su personal médico que no ha recibido un salario desde agosto de 2016.
Vemos a civiles atrapados por los ataques aéreos masivos, especialmente en el norte del país, y otros que han sido heridos o desplazados por los combates en el terreno. De acuerdo con la información obtenida por el Proyecto de Datos de Yemen, un sistema de recopilación de datos independiente de las partes involucradas en el conflicto, casi un tercio de los ataques aéreos realizados desde marzo de 2015 han tenido como objetivo a sitios no militares. También ha habido más bombardeos hacia vehículos civiles en 2018 en comparación con el año pasado.
La situación económica claramente está deteriorándose. El poder adquisitivo ha colapsado, la harina de trigo cuesta casi un 80% más que antes de la guerra y el precio de la gasolina ha subido un 130%. La dinámica social de Yemen permite que algunas de las personas más vulnerables reciban apoyo de sus comunidades, lo que mitiga los efectos de la escasez de alimentos, al menos para algunas familias.
Pero los yemeníes también están muriendo porque no tienen dinero para pagar el transporte que les permitiría llegar a las pocas instalaciones de atención médica que aún están abiertas en el país.
Estos son algunos de los obstáculos que enfrenta la población en Yemen. Estamos haciendo todo lo posible para ayudarlos, a pesar de las enormes limitaciones de seguridad y los problemas de acceso.