Los refugiados y migrantes habían salido del puerto de Bosasso, en Somalia, huyendo de la inseguridad y la extrema pobreza.
Los equipos móviles de Médicos Sin Fronteras (MSF) encontraron durante la noche de ayer los cuerpos de 35 refugiados de origen somalí y etíope en las costas de Radah, localidad perteneciente a la provincia de Abyan.
Los refugiados habían salido del puerto de Bosasso, en Somalia, huyendo de la inseguridad y la extrema pobreza. Como muchos otros antes de ellos, viajaron en condiciones extremadamente duras durante dos días en un barco de traficantes. Su objetivo era cruzar el golfo de Adén para llegar a suelo yemení.
Poco después de su llegada, algunos de los supervivientes del barco describieron a los equipos de MSF la terrible experiencia vivida: Después de viajar durante dos días, alcanzamos la costa de Yemen la noche del 22 de abril. Entonces, mientras nos acercábamos a la orilla, algunas personas empezaron a moverse por razones que no están todavía claras y el barco volcó.
Muchos refugiados viajaban en la bodega del barco, una embarcación que en su día se usaba para la pesca, pero que ahora es utilizada por personas que trafican con seres humanos. Si el barco vuelca, la bodega se convierte automáticamente en una trampa mortal.
Cuando los miembros del equipo de MSF llegaron al lugar de la tragedia, se encontraron con el barco volcado. Después de muchos esfuerzos y gracias a la ayuda de algunos vecinos, lograron rescatar a 3 mujeres que estaban atrapadas en la bodega. Lamentablemente, el resto de los refugiados que se habían quedado atrapados ya habían muerto ahogados. Otros se ahogaron antes de llegar a la orilla, pues desgraciadamente no sabían nadar.
De momento, la cifra de muertos de este naufragio es de 35 personas, y hay también un número indeterminado de personas desaparecidas.
Los refugiados relataron al equipo de MSF que durante el viaje sufrieron el ataque de varios piratas somalíes que trataron de robarles y de lanzarles al mar en mitad del océano. Finalmente, los contrabandistas negociaron con los piratas y consiguieron escapar.
El 10 de abril hubo otro incidente similar en Melha, a unos 30 kilómetros de Ahwar. El barco transportaba en aquella ocasión a 76 personas que fueron obligadas a saltar de la embarcación cuando todavía se encontraban en aguas muy profundas y eso provocó la muerte de muchos de ellos. Durante los días siguientes, hasta 16 cuerpos llegaron a la orilla y todavía siguen desaparecidos un número no confirmado de personas. El equipo de MSF asistió ese día a 48 supervivientes en la orilla.
Historias de este tipo son algo muy común en el proyecto de MSF en Ahwar. La gente escapa de la pobreza extrema o de la guerra, sin ninguna otra opción que la de arriesgarse a emprender un viaje muy peligroso. Los refugiados tienen que viajar durante 2 días en un barco de 8 a 10 metros de eslora en el que los traficantes llegan a cargar hasta 120 personas. Por lo general no reciben ningún tipo de alimento o agua durante el viaje, y tampoco se les permite moverse. Los que son obligados a viajar en la bodega de los barcos muchas veces mueren asfixiados.
El número de muertes que se produce en cada uno de estos viajes es extremadamente alto y sólo desde septiembre de 2008 han sido encontradas 338 personas muertas en las costas de Abyan (a los que habría que añadir los cuerpos que llegan a la orilla y que son enterrados por los pescadores o por otros compañeros de viaje y cuyo recuento es imposible de llevar a cabo).
MSF trabaja en Ahwar desde septiembre de 2007. Desde entonces MSF ha proporcionado cuidados médicos de urgencia y atención psicosocial (así como agua, alimentos y bienes de primera necesidad) a más de 17.600 refugiados.