En Kivu del Norte, al este de la República Democrática del Congo (RDC), se está produciendo un enorme desastre humanitario. Alrededor de un millón de personas han huido de sus hogares en los últimos 12 meses para escapar de los conflictos vinculados al resurgimiento del grupo armado M23. Esta grave crisis está exacerbando una situación humanitaria ya de por sí crítica en la provincia.
Las personas desplazadas, así como quienes viven en comunidades remotas aisladas por los combates, están expuestas a numerosos riesgos para la salud. Nuestros equipos que trabajan en la zona denuncian que la respuesta humanitaria actual es completamente inadecuada.
Frente a la severa situación que atraviesa la región, realizamos un llamada a la comunidad internacional y a las autoridades para que intensifiquen urgentemente sus esfuerzos para atender las necesidades de la población.
“La situación en Kivu del Norte es alarmante”, afirma Raphaël Piret, representante de nuestra organización en la República Democrática del Congo.
“Basta con mirar las pésimas condiciones en las que viven las personas en las afueras de la capital provincial, Goma, para darse cuenta de que la respuesta no está a la altura de las necesidades, a pesar de que hay muchas organizaciones humanitarias trabajando en el este de la RDC”.
Alertamos sobre el deshumanizante escenario que vivencian las personas desplazadas
Alrededor de Goma, los refugios improvisados hechos de láminas de plástico o mosquiteros se extienden hasta donde alcanza la vista, mientras que otras personas han encontrado refugio en iglesias y escuelas.
“Llegamos aquí en junio del año pasado y nos instalamos en una iglesia en desuso en Kanyaruchinya con otras 150 familias aproximadamente”, cuenta Celestine, de 65 años.
“Durante los últimos ocho meses, nuestra vida diaria ha sido una serie de dificultades para dormir, comer y vestirnos. Desde principios de año solo ha habido un reparto de alimentos y, como mi nombre no estaba en la lista, no recibí nada. Nos las arreglamos como podemos con lo que encontramos en los campos de los alrededores”.
© Alexis Huguet.
El año pasado se construyeron en las afueras de Goma alrededor de 3.000 refugios, que actualmente albergan a unas 15.00 personas. Sin embargo, estas cifras son pequeñas en comparación con la magnitud de las necesidades de la población.
“Esto es una gota en el océano en comaración con los cientos de miles de personas desplazadas que actualmente acampan alrededor de las puertas de la ciudad”, afirma Abdou Musengetsi, coordinador de proyectos de nuestro proyecto en Goma.
“Las familias llevan meses a merced de las lluvias, las epidemias y la violencia, como lo demuestra el preocupante número de víctimas de violencia sexual que atendemos todos los días en nuestras instalaciones médicas”.
Kivu del Norte: una situación sanitaria preocupante
Desde mayo de 2022, nuestros equipos de trabajan en sitios de desplazamiento informales en los alrededores de Goma, brindando atención médica gratuita, transportando agua potable y construyendo letrinas y duchas.
Sin embargo, aún queda mucho por hacer. En Bulengo, un asentamiento informal a 10 km al oeste de Goma, sólo hay una letrina para casi 500 personas, menos de una décima parte de lo que se requiere para cumplir con los estándares humanitarios básicos de emergencia humanitaria.
Por su parte, en el asentamiento vecino de Lushagala, las personas desplazadas sobreviven con poco más de un litro de agua potable al día, muy por debajo de los 15 litros de agua diarios recomendados.
Los refugios inadecuados y sobrepoblados y la falta de agua potable y letrinas crean condiciones ideales para la propagación de enfermedades.
En los últimos meses, el sarampión y cólera estallaron en lugares al norte de Goma, en el territorio de Nyiragongo, mientras que la situación sanitaria se ha vuelto crítica en Bulengo y Lushagala, con casos sospechosos de sarampión y cólera que se han multiplicado en las últimas semanas.
“En marzo, solo en Bulengo, tratamos a cerca de 2,500 pacientes con síntomas de cólera y más de 130 niñas y niños con sarampión”, explica Musengetsi.
“Es una situación impactante”, dice Piret. “Nuestros equipos trabajan sin descanso para combatir el cólera y hacer frente a los crecientes casos de sarampión, pero están completamente desbordados. Ante el desastre humanitario y sanitario que se desarrolla ante nuestros ojos, es urgente intensificar la asistencia a las personas desplazadas, tanto en Goma como en otros lugares”.
En la actualidad, se estima que 2.5 millones de personas están desplazadas en toda la provincia de Kivu del Norte, según la Organización de las Naciones Unidas (ONU). A medida que continúan los combates, más personas se verán obligadas a abandonar sus hogares y necesitarán ayuda para sobrevivir.
“Todos las partes involucradas en la respuesta humanitaria deben ser más reactivas y flexibles para responder rápidamente a las necesidades de las personas y adaptarse a los movimientos cambiantes de la población”, afirma Piret.
El desafío de acceder a la atención médica en República Democrática del Congo
Al norte de Goma, nuestros equipos también están viendo las consecuencias de la crisis en los territorios de Masisi, Rutshuru y Lubero.
Al desplazarse los frentes de combate, la mayoría de las principales rutas hacia la región quedaron cortadas. Los enlaces de transporte a esta región agrícola, conocida como “los graneros de la provincia”, son esenciales para el comercio en Kivu del Norte.
Aislados del resto de la provincia, las y los habitantes no han podido vender sus cosechas ni comprar nada excepto unos pocos productos esenciales, cuyo precio se ha duplicado.
Sumado a ello, muchas instalaciones médicas se han quedado sin medicamentos por problemas de suministro. En el territorio de Rutshuru, por ejemplo, algunos centros de salud llevan meses sin recibir medicamentos.
En estos territorios, el acceso a la atención médica ya era difícil, pero ahora lo es aún más debido a la falta de instalaciones de salud que funcionen y al costo de la atención médica, que es inasequible para muchas personas a causa de la crisis económica actual.
“Debido a la falta de medios económicos, la mayoría de la población simplemente ya no tiene acceso a la atención médica”, afirma Monique Doux, coordinadora de nuestros proyectos en Rutshuru.
“Tienen que elegir entre comer o recibir tratamiento médico. Incluso quienes pueden pagar el tratamiento tienen que encontrar un centro de salud funcional, lo que puede requerir varias horas de caminata”.
Con el aumento de los precios y el deterioro del acceso a la atención médica, la inseguridad alimentaria está empeorando en la provincia. Según la ONU, tres millones de personas, es decir, más de un tercio de la población de Kivu del Norte, se encuentran actualmente en riesgo de inseguridad alimentaria.
“En los centros de salud que apoyamos en el territorio de Rutshuru, tratamos a más de 8,500 niñas y niños con desnutrición en 2022, casi un 70 % más que en 2021”, dice Doux.
En el territorio de Rutshuru, como en Lubero y Masisi, hay una flagrante falta de organizaciones que brinden la ayuda que tanto se necesita.
“Es como si hubieran abandonado a las personas”, dice Doux. “Desde hace meses Médicos Sin Fronteras es la única organización humanitaria que trabaja en el territorio de Rutshuru, pero las necesidades de la población superan con creces nuestra capacidad de respuesta”.
“No hay tiempo que perder”, dice Piret. “La comunidad humanitaria y las autoridades deben redoblar sus esfuerzos para garantizar que la ayuda humanitaria llegue a las personas que la necesitan, estén donde estén, mientras que todas las partes en conflicto deben comprometerse a facilitar el acceso de las organizaciones humanitarias”.
Nuestra respuesta de emergencia a la crisis humanitaria
Dado las preocupantes circunstancias, lanzamos una respuesta de emergencia para brindar atención médica a las personas desplazadas en el territorio de Rutshuru en abril de 2022.
Tras la llegada del primer flujo de personas desplazadas a Goma en mayo de 2022, nuestros equipos de emergencia brindaron atención médica, instalaron suministros de agua y mejoraron las condiciones de higiene en asentamientos informales: primero en Munigi y Kanyaruchinya, y más recientemente en Bulengo y Lushagala.
En febrero de 2023, nuestros equipos brindaron atención médica y ayuda humanitaria a unas 30.000 personas desplazadas temporalmente en la ciudad de Mweso. Actualmente, estamos reforzando nuestra respuesta a las personas desplazadas en Kayna, territorio de Lubero, y en Minova (Kivu del Sur)