La salud y estilos de vida tradicionales de los casi 30.000 habitantes del territorio yanomami que habitan el Amazonas están en peligro.
La degradación ambiental en el Amazonas
Gran parte de la destrucción ha estado a manos de mineros ilegales en busca de oro. Han llevado a cabo invasiones del territorio yanomami, utilizando maquinaria pesada para despejar franjas de bosque a lo largo de las riberas de los ríos y dejar paso a las minas. Sus actividades han ahuyentado a los animales que antes se cazaban para comer, mientras que la contaminación de las minas ha envenenado a los peces de los ríos, lo que amenaza la capacidad de la población local para alimentarse y causando desnutrición.
La degradación ambiental causada por la minería también ha dejado el suelo lleno de agujeros, que se llenan con agua de lluvia, creando las condiciones ideales para que se reproduzcan los mosquitos. Como resultado, la malaria es un problema de salud creciente en la región. Al mismo tiempo, la violencia asociada con los mineros ilegales ha provocado que parte del personal de salud abandone las instalaciones médicas, lo que deja a las personas sin atención médica.
Emergencia médica en el territorio yanomami
La crisis de salud entre los pueblos indígenas se ha vuelto tan grave que, en enero de 2023, el nuevo gobierno brasileño declaró el estado de emergencia médica en el territorio yanomami.
Nuestros equipos se unieron a la respuesta del Ministerio de Salud a la crisis, en febrero, enviando un equipo para brindar atención médica y apoyo de salud mental en CASAI, un centro de salud para pueblos indígenas en Boa Vista, la capital del estado norteño de Roraima, Brasil. Cuando la atención médica no está disponible localmente, la población indígena es derivada a CASAI, donde pueden recibir atención médica básica y un lugar donde quedarse mientras esperan consultas médicas en hospitales o clínicas en Boa Vista.
Casos de malaria en el Amazonas
Hemos aumentado recientemente nuestras actividades médicas en respuesta al aumento de casos de malaria en el territorio yanomami. Enviamos un equipo a la región de Auaris, en el estado noroccidental de Roraima, hogar de más de 4.000 personas y una de las zonas más pobladas del territorio. Nuestro trabajo en Auaris se lleva a cabo en asociación con el DSEI, la rama del Ministerio de Salud de Brasil que se ocupa específicamente de la salud de los grupos indígenas.
La malaria ya era endémica en la región de Auaris y afectaba tanto a adultos como a niños y niñas, pero el problema ha aumentado en los últimos años, a medida que los recursos médicos y el personal de salud disminuyen en toda la región. Entre enero y junio de 2023 hubo 12.256 casos de malaria en territorio yanomami, un 70 % más que en el mismo período de 2022, según datos del Ministerio de Salud.
Con el fin de frenar el aumento de la malaria, adoptamos una estrategia activa de detección de casos. Tenemos un equipo viajando largas distancias todos los días, en bote o a pie, para llegar a las aldeas remotas y evaluar a las personas para detectar la enfermedad.
“Estamos evaluando al mayor número de personas posible, incluso a las que no presentan síntomas”, afirma nuestra compañera, la Dra. Raquel Simakawa, quien formó parte del equipo que inició las actividades en Auaris en mayo. “Esta es una de las mejores maneras de diagnosticar y tratar la malaria lo más rápido posible. Así reducimos los riesgos de complicaciones y las tasas de transmisión”.
Los equipos recolectan una gran cantidad de muestras de sangre, que son analizadas el mismo día por un microscopista, que puede procesar hasta 100 muestras por día. Durante las dos primeras semanas de actividades, nuestro equipo en Auaris realizó pruebas de malaria a más de 1.000 personas, de las cuales unas 200 dieron positivo a la enfermedad.
El tratamiento contra la malaria
Las y los pacientes que dan positivo comienzan a tomar medicamentos antipalúdicos de inmediato. El tratamiento dura entre tres días y dos semanas, dependiendo del tipo de malaria detectada y de si el paciente ha tenido o no la enfermedad previamente. Sin un tratamiento oportuno y adecuado, la infección por malaria puede provocar complicaciones como anemia grave, molestias respiratorias y debilidad física extrema. Para las personas con malaria grave y para aquellas que ya están debilitadas por otras condiciones de salud, la malaria puede ser mortal.
“Nuestras estrategias de detección y tratamiento de casos deben ser muy consistentes”, dice la Dra. Simakawa. “Por eso nuestros equipos de salud hacen visitas semanales a las comunidades para que se repitan las pruebas. La frecuencia de las pruebas solo se reduce una vez que la enfermedad está efectivamente bajo control”.
Nuestro equipo de 10 personas en Auaris incluye personal médico, enfermería, laboratorio, antropología y logística. Trabajan junto a personal de medicina y enfermería, así como agentes de salud, de la comunidad indígena del DSEI.
“Trabajar en asociación es esencial para garantizar que tengamos un buen acceso a las comunidades, lo cual es vital para llegar a las y los pacientes y evitar que la enfermedad se propague”, explica Fabio Biolchini, nuestro coordinador para operaciones en Sudamérica.
A pesar de que estamos trabajando con recursos limitados dentro de un territorio muy grande, con muchos desafíos logísticos, Biolchini cree que nuestra experiencia previa de en el tratamiento de la malaria es muy útil. “MSF tiene una larga historia de implementación exitosa de estrategias para prevenir y tratar la malaria”, concluye Biolchini. El año pasado, tratamos a más de 4,2 millones de casos de malaria en todo el mundo.
Desde Médicos Sin Fronteras hemos tratado la malaria en Brasil ya en el pasado:
“En la década de 1990, contamos con un fuerte apoyo de las comunidades indígenas del estado de Roraima para implementar una estrategia exitosa de detección y tratamiento de la malaria”, dice Renata Reis, nuestra directora general en Brasil. “La grave crisis sanitaria que afecta el territorio yanomami es un desafío inmenso. Sin embargo, creemos que podremos enfrentarlo de manera más eficiente si lo hacemos en coordinación con nuestros socios y, sobre todo, de acuerdo con las necesidades expresadas por las comunidades a las que estamos ayudando”, concluye.